domingo, 26 de mayo de 2013

Las prisas nunca fueron buenas

Parece increíble pensar que la escritura ya no llegue a mi, mis ganas y mis ansias por contar se las ha llevado el viento - o el tiempo, quizás fuera mejor decir -. Porque en poco meses he pasado de ser niña a ser mujer, de unos brazos a otros sin control, de soñar despierta a vivir dormida tras largas noches.
Parece que el sol no va a salir en todo el verano y eso aún me deprime más. ¿Y si es todo una especie de conspiración para no dejarme salir a buscar? Quizás te preguntes, ¿a buscar qué? A buscarme a mi misma, ni más ni menos. En este tiempo también he descubierto que el problema no está en los cabrones que van entrando en mi camino - tal y como antes pensaba -, sino en las oníricas ideas que poblaban mi mente. Arraigada a ellas,  no dejaba de ver amor cuando solo eran ganas y finalmente veía putadas cuando sólo era cansancio. Ahora, la niñez de princesa ha pasado. Ahora quiero follar hasta desgastare y vivir para mi, no para todos aquellos que regalan rosas envenenadas o simples besos carnales.
No suelo contar cosas personales - y perdón por utilizar 'cosas', un término tan ambiguo - pero, lo del otro día, el hecho y los sentimientos, deben preservarse.
Ahí va la pequeña historia de una tremenda egoísta:
Yo deseaba una relación que me marcase y en vez de ello solo la he hecho hundirse, yo solita sin la ayuda de nadie. Y digo que yo sola porque el chico con el que te he puesto los cuernos no tiene la culpa de nada.
Mi mejor amigo, mi pasión, mi novio y ahora mi amante. ¿Es que tienes que pasar por todas las facetas? ¿Cuál será la siguiente? ¿Mi marido?
De veras espero que no, no puedo verme acompañándote a todas tus actuaciones de farándula, aplaudir con tus solos, mirar embobada cada uno de tus gestos, levantarme para vitorear tus diferentes personajes... Puede que en un primer momento sueñes la musa de cualquier artista, pero olvidas a las otras, tu carácter liberal, tus drogas, tus noches filosóficas en las que no quieres que nadie te moleste. Puede que me 'enamore' con cada beso en el cuello pero la realidad es mucho más dura que todo eso. La realidad es que siempre que hemos estado juntos nos hemos acabado destruyendo. La realidad es que somos de dos números diferentes, yo, ingenua e idealista, deseosa de salir del mundo de la pija hipocresía pero metida por voluntad propia en él. Y tú, drogado, abonado a la mala vida y custodiador de tus sentimientos, que se encuentran en ese fuerte castillo que has construido dentro de ti, y que muy muy a mi pesar, yo he contribuido a construir.
La cruda realidad es que tengo novio, o chico o acompañante de mis días buenos, o como sea.
Pero yo no quiero correr, porque he aprendido en este tiempo que la vida fluye sola. Ella ya ha elegido quién vendrá y quién se irá. Ella ya sabe cómo y cuándo. Y yo solo tengo que dejarme llevar, ser feliz con lo que el presente me entrega, no pensar en el futuro y dejar el pasado - como tu dijiste: 'A un lado'- porque ninguno somos el mismo y las prisas nunca fueron buenas.

sábado, 26 de enero de 2013

Un día malo


Ampollas y rozaduras adornan mis pies y el cuerpo se me bambolea como movido por las ganas de acurrucarme en el suelo y descansar por el resto de la noche. La cabeza me da vueltas, no aguanto ni un paso más.

Tus ojos son tristes aunque te los maquilles, muñeca. Por más que te esfuerces en aparentar ser una Barbie más, no lo conseguirás. Tú nunca fuiste así, ¿por qué ese esfuerzo doloroso por integrarse en un mundo que no es el tuyo?
Crees haberte equivocado de vida, crees que no están hechos para ti estos desfases, estos horarios, estos tacones… Obligadas por una sociedad a ser meros maniquís clones unos de otros. Pero tú siempre fuiste diferente, princesa.
Nadie obliga a ser simpático siempre.
No eres más por tener más amigos.
No te lo pasas mejor por estar con más gente.
No cuanto más tarde la noche es más divertida.

Creo que me equivoqué de vida.


sábado, 5 de enero de 2013

A veces es demasiado


Y de entre todo aquello que se me podía haber dado bien fue esto lo que se impuso. Sentir. Y hacerlo tan desgarradoramente intenso que cada palabra es una losa o unas alas. Con cada caricia me puedes encarcelar o hacer volar. Cada lágrima tiene detrás mucho más de lo que parece… meses enteros sin apenas dormir, ojeras malvas día tras día, miradas que lo dicen todo pero que nadie parece ver…
Y fue mi culpa meterme en esto, en este círculo que hace que la cabeza dé mil vueltas por segundo, que desordenados enredones aparezcan en mi pelo de tanto girar y girar en la cama, intentado conciliar ese sueño tan anhelado como lejano. Y sí, fue mi culpa convertirme en lo que soy ahora, en este torrente de sentimientos encontrados, pero a pesar de ello no quiero dejarlo atrás. Porque parecerá que por mi mente solo corren furiosas lágrimas amargas. Pero a veces, no duermo por lo feliz que me hiciste, por palabras que salieron de tus labios que hacen que mis pestañas no quieran cerrarse, por miedo a despertar y que todo haya sido un sueño.


jueves, 20 de diciembre de 2012

Eres tú


Es sudor, son lágrimas, es saliva y gemidos, es un bostezo en tu hombro, un viernes por la noche, es el beso de buenas noches y el de buenos días. Son pellizcos, son cosquillas, es hacerte el amor lentamente, es hacértelo de forma salvaje, es orgía, es un brillo nuevo en la mirada, es dolor, es risa descontrolada, es hacer el ridículo, es recordar cada gesto de tu rostro, es el pequeño lunar junto a tus labios, es libertad, es vida, es una lágrima salada, es un lloro ardiente surcador de ríos en mi rostro, es mi mechón desprendiéndose y tu mano colocándolo detrás de la oreja, son celos y ese palpitar enloquecido del corazón, es un orgasmo y todos los que vendrán después, es eterno y es efímero, es todo y la cosa más nimia, es frustrante, es luz y camino, es una noche estrellada, es cada roce, cada mes, cada caricia.. Es un tú y yo movidos por este amor que no tiene límites…


El valor de la tinta


Las palabras me devolverán aquello que mi mente olvidó. Pues entre el ser y la tinta, siempre prevalece la tinta. Aun cuando el cuerpo queda reducido a polvo, mis palabras permanecerán intocables en mis cuadernos.


domingo, 2 de diciembre de 2012

La muerte es salada


Empecé a sangrar y vi brotar de mi cuerpo torrentes de maldad. La energía negativa escapaba de mí al igual que tiempo atrás todos lo habían hecho.
Muerte, eres salada como un naufragio.
Aunque cálida y deseada para algunos, te conviertes siempre en algo agonizante al percibir tu garra sacudiéndote como una marioneta cogida directamente del corazón sangrante.
Cuando mueres no lloras, no ríes, sólo esperas… volver atrás, decir adiós…
Cuando mueres no hay luz, no hay oscuridad. Sólo soledad y certeza de que no volverás a tener miedo. Cuando mueres no hay nada, por que la muerte no es hola ni es adiós. Porque la muerte es el comienzo de la nada.


miércoles, 21 de noviembre de 2012

Una primera fase


Tu mirada impregnó mi mente de aquella sustancia que algunos llaman amor.
Quiero romper las reglas a tu lado y verme feliz e ilusionada como hace tiempo que no lo estoy. Quisiera escribir tu nombre ahí donde nadie lo encontrase, en lo más hondo de mi corazón. Quiero que seas mío y quiero ser tuya… Y olvidarme de todas aquellas que te anhelan.
¿Son falsas esperanzas esto que me das? O puede que sólo sea mi pobre corazón enamorado de los sentimientos profundos. Ansioso por encontrar a quién amar.
Ardo en deseos de volver a acariciar con mi mente la fresca hierba de tus prados. 


domingo, 18 de noviembre de 2012

Mis recuerdos están mojados, mojados por las lágrimas que nunca debí derramar por tí


Entonces el corazón latió y la sangre que aportó me llenó de inseguridades y nervios. Latía más rápido de lo habitual, intentando ganarle la carrera a la mente, intentando llenar mis venas antes de que mis oscuros pensamientos, las hicieran escarcha.
Sopló el viento al otro lado de mi ventana y arrastró lejos la jovialidad que antaño me envolvía. A mi mente vino la inminente estación: el invierno. Este pensamiento me caló los huesos, petrificó mi mente e hizo llorar a mis ojos…

Vino a mí aquel día en el que descubrí que podía vivir en una eterna primavera a tu lado, aun moqueando, aun paralizada por el hielo.
Cuando no has experimentado lo que es estar a su lado no sientes este corazón gélido… pero desde que existes, aunque no dentro de mi vida, has dejado un vacío que ha de ser rellenado.
Cuando abril vino a mí fue en el momento más otoñal posible…su florecimiento y vitalidad unidos a la melancolía lluviosa. Crearon sueños, expectativas, futuro… ese mismo que ahora has dejado abandonado, ese mismo que ahora yace derruido a mis pies. Deseando ser recompuesto.

Y así rompí a llorar mientras dormía, me dejé llevar por la pesadilla que me envolvía, deseando que alguien viniese y me ayudara a reconstruir cada pedacito de alma que ahora se encuentra desmadejada por cualquier lado.  


domingo, 14 de octubre de 2012

La pradera de tus ojos


A veces si cierro los ojos, y escucho mi acompasado corazón, siento que no  estoy sola. Si respiro fuerte, llenando mi cuerpo del aura que me rodea, siento eso que muchos llamaríais amor, pero que yo sé que lleva tu nombre. Creo que las falsas esperanzas me están matando poco a poco. Rompiendo los cimientos que me hacían una chica fuerte.

Mi garganta se torna ronca algunos días, y mis ojeras son visiblemente más malvas que de costumbre, porque sé que no me mientes, pero no me cuentas aquello en lo que de verdad piensas. ¿Cuántas chicas van detrás de tus ojos verdes? ¿Cuántas sueñan cada noche que les abrazas?...

El jueves víspera del Pilar me hiciste sentir especial. Olvidamos nuestros planes de discoteca y fuimos a mi portal. No me dejaste ni pensar si te quedarías, te sentaste rápidamente en mis escaleras y me invitaste a refugiarme en tus cálidos abrazos. Me mirabas fijamente con tus ojos verdes a los míos, más del color de la selva. Y el frescor de una pradera en tu mirada es de lo poco que recuerdo.

Si cierro los ojos y respiro profundamente… aun puedo ver con claridad esa imagen y cómo tú me mirabas a mí del mismo modo. Hablamos durante horas mientras sentía que el rojo de mis labios se  cuarteaba de tanto sonreír. Parecía como si el tiempo hubiera escogido otro sistema, desafiando a la sensación que me producía tu piel sobre la mía. Descubrí cosas de ti nuevas y algo que hizo que todo cambiase. Los dos necesitábamos pasar ese tiempo cara a cara para continuar nuestra relación…

Y cada vez que siento que eres un desconocido veo en mi mente el prado de tus ojos y me olvido de todo.

                                                                                              Para mi osito.
 

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Fresa

Me ahogo entre mi propia risa enamorada. Se calienta el peche, se embota la mente… Un suave y agradable cosquilleo. Tu nombre resonando sin cesar en mi cabeza. Escuchar tus palabras a cada momento, en toda conversación.
Y de pronto, oírme hablando con un tú invisible, creando conversaciones que pudieran acontecer. Inventando tus besos y tus palabras de afecto.
Creo que te gustaría sentir mis labios y mis abrazos pasajeros. Quiero viajar contigo y que te guste por mi emoción al despegar, y que te enamore por mi emoción al aterrizar. Y contarte el miedo que le tengo a la oscuridad y escucharte susurrar:
-Ahora yo estoy aquí para que nunca más tengas miedo.
Quiero explicarte que los “para siempre” no existen. Y que los momentos son siempre completos a tu lado.
Me gusta escribir en mi cuadernito ensoñaciones cuando aún estoy despierta, pensamientos diríase enamorados, de niña con la mente de fresa, tan esponjosa y dulce como el algodón de azúcar.
¿Y si por mi mente sólo hay tartas golosas y pasteles cremosos porque en ocasiones de mi boca sólo salen burbujas vacías, palabras avinagradas?
Creo que las chiribitas ya se acaban. El efecto de la droga no es eterno, ¿sabes? Llega un momento en el que dejas de notar los síntomas, quieres más, ávido de más experiencias. Pero también la mente olvida, madura, evoluciona hasta pedir siempre un poco más….


martes, 11 de septiembre de 2012

23A


Ando un poco abandonada, y no yo, sino mi interior, el cultivo de mi mente. Últimamente el tiempo ha pasado fugaz por mi lado, a penas digno de mención. El verano está para disfrutarlo y como parece que tan sólo escribo cuando tengo algún problema… no he tenido muchos temas que tratar.

Este verano fue más bien locura. Con muchas fiestas y siempre rodeada de amigos y amigas.

Amigas tengo pocas, pero son las mejores que nadie pudiera imaginar. Amigos en cambio, tengo más, pero están ahí porque les interesa. Los chicos son así, y las mujeres no somos tontas. Pero nos hacemos las tontas en ocasiones porque es la única forma de conquistar vuestros corazones.

Hay amigos que te cuentan mil historias, que te proponen planes, que te dan abrazos sin cosquilleo incluido, y abrazos cálidos y protectores.

Un día te das cuenta de que algo no encaja, porque él está ahí siempre, y mientras que sus amigos se pelean por chicas monas, él permanece al margen, contentándose con pasar la tarde en un banco contigo.

Entonces es cuando la mujer, siempre dibujada como la bruja, idolatrada y odiada… acusada de engatusar cual sirena, se hace la tonta. Decides por tu propio beneficio permanecer callada al respecto y dejar que el brote que tú viste se convierta en una enredadera, que une los dos cuerpos en un angosto espacio.

Creo que sí, que tengo que reconocértelo, que fui sirenita y bruja y princesa que no bajaba de su torre. Y pido perdón, porque mi beneficio causó tu locura.

Atrás quedan canciones, textos, cartas,  conversaciones y mucho sentimiento. Pero dejemos que las agujas del reloj arrastren también errores y desazones.

Sólo pido que no me odies. Que quiero que sepas, que antes de estar juntos, fui tu mejor amiga…

 

“Era una fría mañana de invierno, las estrellas todavía iluminaban con su tintineo el cielo. Ellas iluminaban tu rostro, y mis ojos tan sólo veían tus labios.

Sentí ganas de besarte pero en realidad sabía que todo sería mejor si te daba un abrazo.

Estreché tu cuerpo junto al mío, y aunque mi mente susurraba ‘lo sientos’ apagados por mi boca salió precipitado un ‘amigos para siempre’.

 

Los restos de tu locura jamás serán borrados. Nunca hubo nadie que me quisiese más que tú y eso es algo que no voy a olvidar. Pido que tú tampoco lo hagas.
 
 

viernes, 20 de julio de 2012

Inténtalo



Alma libre que vagas por la ciudad, que no dejas que instituciones te agarren…

Vuelas sobrevolando mandatos y leyes porque sabes que eso está solamente creado para aborrecer, para atarte a su pensamiento.

¡Qué no! Que cada cual tiene su mente, su religión, que cada cual obedece a sus propias órdenes.

Yo tengo en mi persona mis valores, mi alma llena de buenas vibraciones, todos los caminos y todas las pérdidas.

Que tu karma te persigue, que tu Dios te alcanza, porque no está sino dentro de ti. Dispuesto a destrozar cada uno de tus cimientos con esas normas escritas en un libro demasiado usado.

Cada árbol recoge los nutrientes de su entorno, las experiencias de su propia corteza, para crecer.

No hay organizaciones, no hay religiones, no hay instituciones, sólo personas que las manejan a su antojo para conseguir adeptos y expandirse. Que al final sólo predomina el deseo de reconocimiento.

Eres tú el único que gobierna tu vida.

domingo, 27 de mayo de 2012

Vaya, qué mierda



¿Qué ruin verdad? ¡Qué imbécil! ¡Qué ganas de matar a pesar de que odias la violencia!
Sí, que ansiedad, ¡qué ganas de llorar! ¡Qué amistades y amores que nunca se sabe a donde van!
¡Cuánta exclamación!, ¿lo notáis? ¿Te das cuenta de lo mal que está todo? Que esta entrada es sólo donde reflejar esa angustia, esa mierda que llevas dentro.
¿Estoy hablando demasiado mal? Puede. Pero no me importa porque así es todo. Una mierda. Un yoyó de vida que baja y sube y sube y baja y nunca se detiene. Me trastorna porque para cuando me habitué a estar allí arriba, con mi novio perfecto, ese que me quiere de verdad, la cuerda se alarga hasta lo inimaginable y me veo colgando de ella. Dependiendo totalmente de esa fina soga.  ¿Me ahorco? Puede.
Sí, ¿vale? SÍ. Y he dicho sí por que es la verdad, por que me dan ganas de dejar este sube y baja.
Ni soy la misma ni nunca lo seré más pero ¿acaso eso importa? Esta vez no me angustia haber cambiado. Es más, estoy justo donde debería estar. Ahí, subida a esa banqueta, mirando a la gente pasar. Sabiendo lo que ocurre en realidad. En ocasiones me siento poderosa. Sé que puedo con ellos. Con esos que intentan hacerme daño. Puedo retorcerles el cuello cuando a penas han pestañeado. Puedo mirar y decir con ese brillo enloquecido: Te lo dije. ¡Dime que sabes que te lo dije!
¿Qué locura verdad? Pensar que digo ahora todo esto y esta noche dormiré como los ángeles. Que probablemente volveré a soñar con ese hombre viejo que tanto me pone y con esas lágrimas cayendo por unas ya negras mejillas.
¿Qué fugaz verdad? Que en estos mismos momentos el yoyó este subiendo, inexorablemente y poco a poco la voz se me torne más y más calmada. Que comience a sentir de nuevo el roce la sábana, el recuerdo cercano de tu mano rebuscando bajo mi ropa. El sonido del ordenador, su calor, su peso, oh qué brillante es la luz que emana, oh qué es eso que me hace pestañear tanto…oh….Zzzzzzzzzzz.

lunes, 30 de abril de 2012

Sentire Tempus



Le diré una cosa, culto caballero, y seré breve, pues la vida es eso que pasa entre medio de un gran revuelo.
Una metáfora continuada que se abre paso ante nuestros ojos, ¿quizás un punto y aparte? Nadie sabe qué será de nuestros cuerpos, que aunque vivos ahora, para Cronos no esconden secretos. Acaso conoces tú, semejante al resto, lo que sucederá cuando por el firmamento, el Sol no vuelva a salir para tus ojos muertos.
Así pues, estrangule al tiempo, cójalo por banda y enciérrenlo entre sus cuerpos, que se unen en este beso y matan a ese segundero atosigante en un íntimo momento.

martes, 24 de abril de 2012

Tu mirada que dice: Te odio



Duele más sufrir en silencio, no tener a nadie a quien agarrarte porque todo el mundo te dejó. Buscas a tientas aquel antiguo calor, aquel sabor que inventó, y es que en mi cabeza aún persiste. Alimentado por la esperanza y por las punzadas que mi alma recibe con tan solo una mirada.
Cuanto mal pueden hacer unas palabras, aquellas palabras.
Tus canciones, que se repiten en mi mente alimentadas por un espíritu masoquista.
Cada uno de tus gestos es un paro cardíaco, es un pretexto más para volverme completamente loca.
¿Y sabes qué es lo peor? Que estás enamorado de mí y en realidad me odias. Y  yo, infantil, mimada, superficial como siempre dije no ser… no sé qué hacer.
Sin ganas de escribir, con ganas de llorar, con el Ipod en mano todo el día y unas amistades cada vez más deshechas. Tan solo camino por verte cada mañana en el sitio de al lado y me levantó y me marcho del colegio para no volver a verte, pues el dolor de cada roce, de cada pisada, de cada ínfimo movimiento…
Y aunque ya no me hables, la tristeza ha quedado instaurada en mí.

viernes, 6 de abril de 2012

Growing

Ciertamente no sé ni lo que tengo en la cabeza. Es como si hubiese dado todo de mí y ahora me encontrase vacía. Antes me esforzaba porque mis textos estuviesen cuidados y fueran líricos, últimamente esa es la menor de mis preocupaciones. Tan solo quiero olvidarme de lo que sucede a mi alrededor, sumergirme en un mundo de palabras donde el único que te juzga es tu propia crítica y donde no hay nada que te mueva a parte de tus propias ganas.
Si sabes que siempre habrá alguien mejor que tú, y en el caso de no serlo será más guapo, ¿a dónde pretendes llegar? Con esa cara de niña buena y esas pintas de rebelde sin causa. Con esas botas Dr Martens y ese peto roñoso, con esas mejillas intencionadamente rosadas y esos ojos de gata. Dónde han quedado las ganas y la motivación por ser el mejor. Arañas a la gente de tu alrededor por llegar el primero y más tarde te das cuenta de que el niño de papá que llegó el último tiene el puesto.
Puede que me haya vuelto un poco radical, puede que mi lado tierno se haya ido para no volver, que mi sonrisa imperturbable se haya esfumado como un día apareció en mi rostro, puede que nunca más sea la misma… Pero ¿y qué? Evoluciona joder, sé tu mismo ya que nunca vas a conseguir todo lo que quieras y menos con esa carita de niña buena que tanto me irrita.


domingo, 11 de marzo de 2012

Treinta


Caminaba despacio, ensimismada en mi mente. Fijándome en cada detalle: el olor del día, el rumor del viento, la intensidad del Sol… Hace un día preciso -pensaba- se merece un poco de atención. Mis pies se movían lentamente, como metamorfoseándose con el asfalto a cada rayo de luz.
Me senté en un banco, a apreciar detenidamente las motas que el Sol arrastraba, moviéndolas entre la brisa de la ciudad. Espere, espere y cuando llegó el momento me levanté y proseguí mi lento viaje.
Un hombre negro cogía a su hijo por los aires y el niño reía sin cesar. Haciendo resonar sus carcajadas por la, a estas horas, vacía calle, Observé como un chico de tez morena sonreía al ver la escena, yo también lo hice. A veces es tan fácil sentirte bien…
La vía del tren serpenteaba bajo nuestros pies, el moreno se  paró y comenzó a observar la, para mí, tan conocida estructura. No sé por qué lo hice, pero yo también me paré. Me parecía increíble que alguien como él sintiera curiosidad por una vía. Él caminaba lentamente a dos metros por delante de mí, yo acompañé mi paso al suyo, para observarle desde atrás. Empezaron a desfilar por mi mente montones de preguntas que nunca serían respondidas. ¿Cómo se llamaba? ¿A dónde iba? ¿Por qué andaba despacio? ¿Qué le hacía parecer feliz? ¿Cuántos años tendría? Algunas respuestas fueron inventadas por mi mente, otras quedaron sostenidas por unos instantes y después desaparecieron. Pero había una que quizás era capaz de responder. ¿Cuántos años tendría este chico? Era joven, su tez estaba tersa y relajada. Pero su delgadez y el curtido de su piel le daban un aspecto de unos cuantos años más del que tendría.
Seguimos caminando, me pregunté hasta dónde juntos. Llegué a las proximidades de mi casa y elegí el camino soleado. Él también fue por ahí. Entonces, cuando estaba a punto de irme para no volver a verle jamás, le miré. Y el me miró, con una sonrisa de dientes blancos preciosa.
-Disculpa – me dijo.- ¿Cuántos años tienes?
Le miré paralizada por la situación, pero mi voz resultó serena cuando dije sonriendo:
-Dieciséis, ¿por qué?
-Porque nunca había visto a ninguna persona por la calle a la que quisiera conocer. Pero eres un poco pequeña, disculpa. Ya sabes, la diferencia de edad es algo grande.
No me lo pensé dos veces cuando pregunté:
-¿Cuántos años tienes?
-¿Cuántos años me echas?
-Mmmmm…- Todas mis cavilaciones del cuarto de hora anterior vinieron a mi mente. ¿Qué es lo que había desencadenado todo esto? Me sentí tambalear por la situación.
-Eres joven, unos veinti… ¿treinta?
-Sí, justo, tengo treinta exactos.
-Oh, yo bueno, me tengo que ir. Adiós.
-Adiós. – Y me sonrió sin miedo.
No miré atrás, sentí pinchazos en los muslos y una voz en la conciencia que me decía que algún día aprendería que los desconocidos son eso, desconocidos. No vuelvas a  intentar desvelar su existencia. Y es que cada día me sorprende menos vivir estas situaciones.

lunes, 5 de marzo de 2012

Sabía que podía encontrar algo mejor que tú



Los dos sabemos que no somos nada pero que lo somos todo. Que no nos cambiamos por nadie pero que siempre podremos decirnos que no. Que juntos somos una pareja y que desde fuera parecemos desconocidos. Que somos de los pocos que nos podemos mirar con odio y por dentro pensar que nos queremos. Somos la relación con más libertad y la que más encarcela nuestros corazones. Lo somos todo juntos  pero nos sentimos nada. No existe el tiempo ni el espacio cuando acaricio tu pecho. Dos cuerpos que se unen con los besos, dos almas que se mezclan con el paso del tiempo, con las miradas llenas de significado, con los secretos inconfesables… Y es que me conozco cada pliegue de tu mano. Y es por eso, y sólo por eso que te digo ahora adiós, porque las historias más bonitas son las que tienen un final más trágico.



martes, 14 de febrero de 2012

En realidad, hoy no fue un mal día




Cuando la niebla espesa se cierne sobre tu cuerpo. Cuando los aires te atraviesan como si fueses un fantasma… Tu corazón se enfría con cada ráfaga.
Las alegrías pesan más que cualquier tristeza. Las penas ni siquiera tienen rostro, son cuerpos que se introducen en tu alma y estrangulan tu razón. Pero tampoco los pensamientos tienen cabida en este estado. Más que pena, siento vacío. Más que miradas, veo reproches. Más que la luz del Sol, veo el final del día. Más que tu rostro, veo mi fragilidad. Y en tus ojos veo mi mirada perdida.

jueves, 9 de febrero de 2012

Como cada año me pregunto: ¿Dónde estás?


Duran tus besos un suspiro y entre ellos sólo hay vacío. Un vacío que te encoge el alma, que aprisiona el pecho. Sí, así como me siento ahora, así como me dejaste tú. Tirada en la calle desangrándome. Pidiendo a voces algo a lo que sujetarme, con el corazón paralizado por el miedo, con la mente atemorizada por tener que pasar una vida sin ti.
Se me nubla la vista al pensar en nuestro futuro. Quisiera pasarlo contigo y al mismo tiempo sé que no estamos hechos para eso. ¿Pero de qué está hecha la vida sino de sueños y de deseos imposibles?
Juro que sangro por dentro aunque ría por fuera, que me conozco tu silueta desnuda aunque tuviese que reconocerla entre millares, que sé que tu mirada apasionada y tu mirada fría a veces se confunden y que no conozco otras manos nudosas como las tuyas.

domingo, 29 de enero de 2012

Otra vez


Todo se va. Desaparece llevado por el viento, a un lugar lejano, donde nada tiene sentido. Pero todo queda en realidad. Incluso la caricia del viento que se lo llevó. Y si no… ¿cómo es que cuando todo está ya dado por perdido vuelves a aparecer? No me quejo, la verdad. Me siento realizada cuando estás cerca. Aunque nada sea como lo era antes. Aunque no nos amemos, aunque no queramos que nadie nos vea. Es un pequeño secreto, algo que nos hace permanecer juntos. Una historia compartida que llevamos dentro y que nos hace sentir parte del otro.
Venía hoy andando a esa hora de la tarde cuando las calles están vacías, a pesar de que el Sol brillaba con esos rayos que son lo más bonito del invierno. Y entre la letra de la música, la soledad que me engullía y mis pensamientos atormentados vislumbré una idea. Descabellada, loca, imaginaria…
Este viernes, como cada 3 de Febrero, cumplo años. Y no quiero. No quiero hacerme mayor. Porque significa tanto para mí esta adolescencia llena de cambios…
Quisiera encontrarme entre tus brazos este viernes, que tú me consolaras, que me besases con ternura, que me hicieses sentir viva. Si pudiese pedir lo que de verdad quiero por mi cumpleaños sería pasarlo contigo. Y que tu hicieses ese día que tanto me aterra algo hermoso. Pero sabes qué? Que estamos juntos, así que puedo pedírtelo.

viernes, 6 de enero de 2012

Ascensor


Miraba hacia un lado, miraba hacia el otro… Las paredes cada vez estaban más cerca de mí. El escaso metro cuadrado se hacía más y más pequeño. Y mis nervios estaban más descontrolados.
Cerré los ojos, intentando dejar de ver ese minúsculo, y para mi desgracia, paralizado móvil. Ni hacia arriba ni hacia abajo. Las puertas cerradas a cal y canto.
La claustrofobia se iba apoderando de mi mente, luché por controlar las vueltas que me daba la cabeza. Me hice un ovillo y esperé.
Ocultando mis ojos llenos de lágrimas litas para ser derramadas. Un picor conocido me arañaba la garganta y el pecho. Mezcla de miedo, confusión, vergüenza, temor e impotencia. Sobre todo impotencia. No dejaba de chillar pero nadie me oía. En aquel ascensor no había cobertura y el botón de emergencia estaba sacado de su sitio. Nadie ahí afuera que me ayudase, nadie que me echara en falta.
Una ira que iba por encima de mi voluntad salió incontrolada. Como animal que escapa de su jaula. Grité su nombre  mientras pataleaba contra la puerta de metal. Produciendo un estridente sonido que ya había llegado a odiar. Significaba peligro, soledad, descontrol… Las lágrimas caían por mis sonrojadas mejillas y el estúpido ascensor se agitaba a mi alrededor.
De repente pensé que todo se podría complicar más si rompía con la fuerza bruta algún mecanismo. Vino a mí un atormentador recuerdo de película de terror, y vi como caía en picado al piso más bajo del edificio. Destrozándose como un tomate maduro. Agité la cabeza intentado borrarla de mi mente. Debía pensar con claridad y no sucumbir al pánico, pues debía salir de ese taciturno cubo de metal en el que llevaba ya horas  derramando  lágrimas y mostrando mi poco controlable ira. No era este el momento para mostrarme débil y miedosa. Debía salir de ahí como fuera ¿ Nadie me oía? ¿Nadie vendría? Tendría que ser yo la que por su propio camino lo hiciese.

lunes, 26 de diciembre de 2011

Él


Ahora tendría que estudiar, tendría que estar haciendo mis trabajos. Tendría que aprovechar los últimos días del año. Pero no puedo. Porque cada vez que mi mente se para por una milésima de segundo apareces en las profundidades de este basto mundo de sentimientos y recuerdos. Estás ahí. Siempre expectante. Pero que pena que sea yo la que imagina que tu me estas mirando. Cuando en realidad solo tienes ojos para ella.
No sufro porque no me quieras, si no porque te quiero. Debería ser  normal que no estuvieses ya en mi mente pero de verdad digo, que este amor no tiene límites. Sigues destruyéndome y no creo que lo hagas ahora conscientemente.
Sufro porque sigo esperando tu cambio. Te quise y te sigo queriendo aún sabiendo que ya no eres la misma persona. Has muerto, dónde estás.
Siento que no alcanzo a expresar lo que siento… que estas palabras son eso, meras palabras. Que no me llenan, que no llegan.
Quisiera buscarte allá donde estés.
Me aconsejaron que me parase a pensar y me preguntara lo que quería. Lo que pensaba. Me di cuenta de que estoy esperando. Esperando a qué. A que aparezcas. Pero no tú, el de todos los días. Espero al que vive en mi corazón… Aquel recuerdo que no se extingue.
   

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Odio la Navidad. Sólo recuerdan la gente que ya no está. Para mí es llevadero, pero puedo ver en el rostro de mi madre el dolor cada vez que la miro por estas fechas. Y eso, duele más que si el dolor fuese propio. Supongo que me entendéis.

Mi tía nos abandonó hace ya unos 5 años, pero sigue en mi corazón tanto o más que cuando estaba aquí conmigo. Murió de cáncer, a los 36 años. ¿No es estúpida la vida? Nacer y después morir. ¿Para qué entonces?
No tengo miedo a la muerte, tengo miedo a no poder experimentarla en el momento correcto. Tener la mala suerte de tropezarme con su gélida piel un día tonto. Morir para nada, vivir para nada.
Dicen que no existe la inmortalidad, ni el más allá. Pero aquí siempre quedarás, en corazón de alguno.
Algo que no me perdono y que me arrepiento ferozmente de ello. Es que recuerdo a mi tía enferma. Para mí, una niña de 9 años, fue traumante ver la enfermedad corporeizada en mi tía.
Es uno de los peores recuerdos de mi vida, pero no por eso la guardo con tristeza en mi ser. La quiero mucho, y sé que prometí que mi hija se llamaría Elena, y lo sigo recordando. Algún día revivirás. Habrás nacido y muerto por algo. Y mi hija será la prueba de ello.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Tempus Fugit

Desde el puerto de Cádiz, veía alejarse los cuatro navíos por el horizonte. Los resplandores del sol del amanecer teñían sus velas con purpúreos colores. El mar, siempre majestuoso por su inmensidad, ondeaba suavemente, creando en los barcos un relajante vaivén.
Me senté sobre el húmedo saliente del puerto, a admirar a aquellos amigos portentosos y danzantes que antes habían sido mi vida. Se me estaba yendo al igual que los barcos se marchaban camino del horizonte. ¿Cuándo pasó? ¿Cuándo fue el momento en el que empecé a ser un viejo? En el que dejé de ser aquel marinero de tez morena y sonrisa iluminada. Aquél que no tenía miedo a nada, que se debatía contra las olas con un admirable valor.
Nunca quise olvidarme de que la vida es un mísero y fugaz suspiro, pero apenas sin darme cuenta, se me ha pasado. Fue mi vida una vida plena y satisfactoria, pero cómo decirle ahora adiós a  todo lo vivido, a la mar y a sus atardeceres desde la arboladura. Cómo marcharme de aquí privándome de vivir más la aventura de la vida.
Fui un marinero honorable, hombre de mar que supo vivir su vida. Pero me veo como un viejo por dentro y lo transmito por fuera. Ya quisiera yo ser, como aquellos que no le temen a la vida. Aquellos que tienen el alma tal y como la tenían. Pero ya es tarde para eso, ahora sólo me queda esperar a que las olas me lleven al más profundo de los océanos.
¿Fue tu vida la aventura que algún día de joven soñaste? Si que lo fue la mía, pero no por ello quiero alejarme de este puerto y de mis barcos. Vive tu vida, encárgate de navegarla sin temores, de conducirla allá a donde el capitán quiera y no, a donde el viento te lleve. Aprovechar, jóvenes marinos, que la vida es corta, y debéis ser vosotros los que la hagáis plena.



miércoles, 9 de noviembre de 2011

Experimento


Cuando no tienes nada que decir, cuando no tienes nada que mostrar.
Cuando la lluvia te cae encima y tu ni cuenta te das.
Cuando los ojos se entrecierran porque no quieres ver más.
Las palabras ya no se oyen y las miradas van siempre vacías y al compás.
Gritas y nadie te oye, y en un intento por cambiar,
Dices algo, pero nadie se enterará.

¿Qué es lo que le sucede al alma cuando de tu cuerpo se va?
¿Qué es eso que se siente cuando un agujero en tu pecho se comienza a formar?
¿Por qué las avestruces se esconden para no ver?
Yo tampoco quiero ver el mundo mas lo tengo que hacer.
Intentas agarrarte a algo y no hay nada que coger.

¿Qué es lo que soy?
Soy yo, y con todo lo que eso conlleva.
Dime entonces que fue de mi. De aquella que estaba aquí.
Y no, como ahora, volando por ahí.
Sin rumbo, sin sensaciones, sin mirada, sin alma.

¿Qué te paso a ti?
O es que siempre fuiste así.
Qué triste me parece, la vida aunque sea con frenesí.
Quiero irme, irme de aquí. Lejos, rápido, escapar de ti.
De ti y de todos, y de aquel que me aprisiona.
De mis miedos y de mis dudas.
De mi vida y mi persona.

miércoles, 26 de octubre de 2011

#Estupidezsoyyo


La vida es una consecuencia de mentiras tras otras. Una red de falsedades. Vida en la que gana el que más aparente.
Odio ser odiada, pero odio más ser querida por aquellos que me quieren. ¿Olvídame, quieres? Sólo de pensar que aparezco en tu mente me entran nauseas. Sólo de pensar que comparto minutos tuyos con ella me dan ganas de arrancarme tus recuerdos de la mente. Solamente de pensar que las neuronas que me llevan contigo están cerca de las suyas... un atroz sentimiento de inutilidad se adueña de mi.
Cómo pude, cómo pudiste y cómo pudo ella.
Ahora únicamente me queda agitar la cabeza cada vez que me vienen tus recuerdos.

martes, 4 de octubre de 2011

olvidaráselpasadoentremislabios


Siento que de mi boca sólo saldrán falsedades si tengo que hablar de ti.
No abarco este sentimiento con unas simples palabras. No diré que se trata de amor, pero algo hermoso llevo dentro.
Me ha costado sudor y garras, así que ahora no pienso caerme. Me levantaré las veces que sea necesario. Respiraré profundamente y levantaré la cabeza con dignidad. Mi mirada desafiante no se borrará.
Te embriagaré como si de un hechizo se tratara. Me haré querer por mi misma. Y olvidarás el pasado entre mis labios.

viernes, 30 de septiembre de 2011

NMA


Después de un invierno malo, una mala primavera, ¿dime por qué estás buscando una lágrima en la arena?

La busco porque no hay que perder la esperanza, porque aunque las situaciones siempre parezcan difíciles, detrás de las nubes siempre está el Sol. Porque nunca me cansaré de besarte, de mirarte, de acariciarte. Que lo que cuesta, siempre llega con más ilusión. Que espero que estemos juntos y felices, separados y felices.
Cuando estoy contigo, todo me sobra, solo existes tú. Es besar tus labios y olvidar mis miedos.
Es mirarte a tus ojos tristes y saber que podemos. Que juntos podemos con esto. Que no habrá nadie que nos echa para atrás, que lo que la gente diga no nos enterrará. Que somos fuertes, y juntos, lo somos más.

Es mirarte a tus ojos tristes, esos ojos que no tienen color, esos ojos que miran desde la profundidad de un cuerpo, esos ojos que te reflejan como eres de verdad. Que te enseñan lo que es amar. Es mirarte y saber que hice lo correcto. No me arrepentiré de aquella noche. Conocerte a sido confuso y doloroso, pero me alegro de haber sufrido por un alguien que merecía la pena.
Porque cuando pienso en ti, me dan ganas de ser mejor persona, de abrazar a alguien muy fuerte, me dan ganas de sonreír.
Y cuando me siente a tu lado y te diga que te quiero, ese día, mi alma se librará de la carga de amar, para compartirla con los demás.

lunes, 26 de septiembre de 2011

4 y final :)



A partir de ahí decidí salir de mi agujero, volver a la carga, conocer nueva gente. Y la encontré, los chicos me gustaban, era enamoradiza. Pero nunca nada fue como lo suyo.
Comenzó segundo de la Eso, era una persona diferente, independiente, sin miedo. De nuevo éramos amigos y nos llevábamos bien.
Pasaron los meses y mi mejor amiga empezó a salir con un chico de clase. Me alegraba tanto por ella, pero aquello también lo buscaba yo, y no lo encontraba.
Por Febrero, mi cumpleaños, me envió un bonito mensaje y a partir de ahí, empezaron las miradas cómplices, las sonrisas pícaras, los pensamientos locos, los recuerdos. Y el 27 de Febrero estaba en su casa, mi amiga, su novio, él y yo. Nada más que lo pensado podía suceder. Fue una locura, algo extraño. Quedamos extasiados. Pero al contrario a la otra vez, empezamos a salir.
Me sentía tan harta de mí, tan cansada de que siempre cayese en su trampa. Siempre le llamé mentiroso, me dio falsas esperanzas, hizo que me doliera hasta el último apéndice de mi cuerpo. Pero siempre volvía, y yo nunca le rechazaba, como la boba que era, débil. Por que él también era él el chico que me había transportado a lugares fuera del mundo real, y el que me había echo aprender de mis errores, el que me había echo sonreír como una estúpida, el que siempre había sido mi enamorado. Mi chico sencillo y tímido, todo mío.
Pero tenía tantísimo miedo a que me volviese ha dejar plantada. A mas mentiras… que lo dejé. Duramos alrededor de un mes, no más. Nunca he sido de relaciones largas, nunca puedo.
Fue bonito mientras duró.
Sigo llendo a clase con él, sigue habiendo miradas, sonrisas tontas, pero todo queda ahí. Ya va un año y medio desde que no le rozo, pero el sentimiento persiste, sigue ahí. Nunca se irá. Para siempre será él, mi primer amor. Todo, hasta nueva orden (;

martes, 20 de septiembre de 2011

La 3


Primero de la ESO, tenía 12 años, una edad algo más ajustada a lo que por aquel entonces sentía. Nos volvimos a ver y yo no pude con eso, caí en el hoyo más oscuro en el que he caído jamás. Caí enamorada, perdidamente enamorada. Pero él, orgulloso, nunca me hizo caso, dejó que consumiera sola, que me doliese tanto como a él le había dolido. Me dio de mi propia medicina, y no le culpo, pues yo también le hice daño a él, pero después de tanto tiempo juntos, algo de compasión podía haber sentido.
Permanecí siete meses sufriendo, llorando, desahogándome con amigas, luchando por aguantar. Sin perder ni un solo día de esos angustiosos meses la esperanza. Tonta de mí. Lo único que me queda de aquello es que por aquellos días, para no perderme entre la negrura, comencé a escribir.
Llegó Junio, y con él, una sorpresa enorme. Comenzamos a hablar de nuevo, a ser amigos. A perdernos el uno en el otro. Con trece años los dos, me invitó a ir a su casa aquella tarde del incipiente verano. Estaba tan nerviosa, temblaba estando de pie. Me duché, me lavé, me vestí, dije que salía con mis amigas y me fui de casa. Prácticamente corriendo, aunque yo no me enteraba. Llegué diez minutos antes y como no sabía qué hacer pensé en tranquilizarme, en pasear por la hierba un rato, en sentarme si no podía más. Pasó el tiempo y me relajé, llamé a su timbre cuando estuve lista, me abrió, me miró con aquella sonrisa suya y no dijo nada. Hablamos un rato y me enseñó su habitación, cuando mi quise dar cuenta me había acercado a la pared, lo tenía delante de mí. Mirándome con esos ojos, que me descolocaban, que me volvían loca, que me habían echo sufrir tantísimo, que me habían descubierto lo que era amar. Que me habían echo ser alguien, que me habían echo llorar y reír, consolar y herir.
Me besó, y por fin, todo lo que había soñado, se hizo realidad, mis anhelos, mis noches sin dormir, todo estaba ahí. Delante de mí, no me lo podía creer. Me estaba besando. ¡Y cómo besaba!, nunca antes nadie supo tan bien, nunca antes nadie me había echo sentir aquello. Ahora, que he crecido y he aprendido, me he dado cuenta de que si fue así, era porque era de verdad, amor, él era mi amor, porque estaba enamorada de él. Todo fue perfecto, y nunca olvidaré aquellos momentos. Pero la tarde pasó rápido y todo quedó ahí. Ninguno de los dos pensamos en volver a quedar. ¿De verdad era eso lo que queríamos? No estaba segura de nada, nunca lo estuve en nada cuando se trataba de él.
Y ciertamente nada cambió, él no estaba con nadie, y yo tampoco. Pero él se olvidó de mi a los meses y volvió a tener chicas, yo seguí sola, y horriblemente enamorada. Tanto, que llegué a odiarle, me hacía daño con cada uno de sus comentarios sobre otras. Hubo un momento en el que comenzó a llevarse mal conmigo, a decir cosas en mi presencia para que el dolor fuese más agudo. No sé cómo pudo cambiar tanto. Sí sé quién le transformó, pero yo no podía hacer nada para impedirlo. Y como me hubiese gustado que volviese el de antes, mi niño, mi chico de sexto. El tímido, el que me quería tanto. ¿Dónde estabas? ¿Me lo puedes decir? ¿Dónde coño estabas?.
Y esto es lo que pasó, hasta que un día, me olvidé. O eso pensaba yo.



viernes, 16 de septiembre de 2011

2 de cuatro



Sexto de primaria, comenzaba el colegio. Me encontraba entusiasmada con el hecho de pertenecer a los mayores de la primaria. Me creía mayor, madura, una chica que pronto se convertiría en adolescente. Estaba ansiosa de crecer, pero no sólo físicamente, también mentalmente. Pero no encontraba el modo.
Nos colocamos en fila y miré a mi alrededor, las misma gente de siempre, con nuestras mochilas, nuestros uniformes y nuestras sonrisas. No reparé en que corriendo venía un chico, con una mochila a la espalda, y con una madre diciéndole corre, corre, que llegarás tarde en tu primer día.
Pasaron las clases y bajamos al patio, a jugar y a relajarnos con los amigos. En ese momento, sentí, al verle de nuevo, una explosión. Llevaba tanto tiempo pensándole, creyendo que algún día nos veríamos. Era él, era él. No me lo podía creer, estaba allá, en mi colegio. Ahora estábamos juntos.
Nos miramos, nos acercamos y dijimos, hola. Hablamos de su venida, de su colegio antiguo, de sus cosas, de las mías, hablamos de nosotros. Empezamos a salir. Éramos niños aún,  lo sé, pero nunca ningún chico me ha llenado tanto. Todo el mundo sabía de nuestro noviazgo, todo el mundo nos miraba raro, todo el mundo pensó que eso era cosa de mayores. Hubo gente que me dejó de hablar, hubo amigas que me envidiaron. Hubo peleas, luchas. Pero siempre permanecimos juntos, apoyándonos. Él me quería, me regaló pulseritas por San Valentín, por mi cumpleaños, por Navidades. Yo me sentía por fin mayor, me sentía una chica, no una niña. Maduré en ese tiempo, pues me di cuenta de que éramos más que amigos, y me empecé a dar cuenta de que una relación como la nuestra requería ciertas cosas, cosas de mayores. Cosas que nunca nadie antes había echo a mi alrededor. Requería besos.
Por aquel momento eso para nosotros era como puede ser ahora hacer el amor, y estaba tremendamente asustada por el hecho. Y además tendría que decírselo a él. No recuerdo el momento en el que se lo dije, pero puedo imaginar su cara, pues era muy tímido, y eso para él, era enorme, un mundo. Sólo decir que lo único que conseguí fue un beso en la mejilla, viendo una peli en el cine con los amigos. Para los dos fue especial, nunca lo olvidaré. Pero cuando acabó el curso, yo lo dejé.
Ahora me siento egoísta y que creo que fui cruel y avariciosa. Pero las cosas así sucedieron y ahora por una parte, me alegro. Yo me olvidé de él, no tuve novios ese verano, pero un chico me besó. Y entonces descubrí que era bonito, y no sucio como yo creía. Aún me siento mal, porque él, nunca me dejó de querer, estaba enamorado. Me mandaba mensajes, me llamaba día y noche. Me decía lo que sentía. Nunca se olvidó de mí, hasta que de nuevo comenzó el colegio.

martes, 13 de septiembre de 2011

Historia 1/4


Todo comenzó un día de verano.  Me encontraba nerviosa, pues dentro de unas cuantas horas comenzaría mi primer campamento. Tenía 9 o 10 años, e iba sola, es decir, que no me acompañaba ninguna amiga. Estaba nerviosa, como era normal para una niña, pero yo lo disimulaba con sonrisas. Cuando mis padres me despidieron, les abracé tan fuerte que mi madre me tuvo que decir que parase. Ahora mismo suena divertido, una anécdota más, pero en aquel momento me sentí pequeña por primera vez en toda mi vida. Estaría sola durante dos semanas, con gente de mi edad, sí. Pero al fin y al cabo, sin conocidos que me cuidasen y me mimasen las veinticuatro horas del día.
Ya en el campamento, me solté con facilidad, siempre se me ha dado bien las amistades. Y allá hice muchos amigos. Pero de nada me sirvió cuando un día, en una trastada con otras niñas, me rompí el tobillo. Ese día todos mis amigos se irían a la playa con los monitores, todos menos yo. Que me quedaría sola y desamparada. De nuevo una extraña melancolía, inusual para mi edad, me absorbió.
Me senté en el banco corrido del comedor, miré la hoja de papel en blanco que me habían dado para no aburrirme y cerré los ojos. Me esperaba un día muy largo.
Comencé con mi típico Sol amarillo en el extremo de la hoja y allá me paré. Me encontraba ensimismada en el color de mi dibujo cuando oí su voz. Era una voz de niño, una voz inocente, tímida. Me dijo que si le dejaba las pinturas para pintar él su propio dibujo. Y a mí, esas palabras aniñadas, me hicieron abrir mi  mente, me hicieron madurar tremendamente en segundos. Me hicieron ser lo que soy ahora. Pues desde el momento en el que aquel niño me habló, nunca más he podido olvidarme de él, ni de su voz, ni de su cara, ni de su verdadera personalidad, ni del cosquilleo que él siempre me provocó.
Aún pienso que es increíble como ese momento pudo cambiar tanto mi vida.
Los dos nos quedamos ese día juntos. Si hubiésemos tenido unos pocos años más, habríamos salido de allá novios, pero éramos unos pequeños y ni siquiera sabía que eso que sentía, era amor.
Acabó el campamento, nos despedimos. Inocentes, nos dijimos nuestros nombres, y prometimos vernos alguna vez. Ese momento nunca llegó. Hasta después de dos años.

viernes, 2 de septiembre de 2011

Experimentando con poco éxito

Una habitación en penumbra, las persianas dejaban pequeñas ranuras por las que entraba una espeluznante luz azul. Todo parecía oscuro y desamparado. Inútil. Dejado ahí por alguien hacía mucho tiempo.
No pensé que fuese yo la que me encontraba en aquel extraño lugar, sentía como si estuviese flotando por encima, viéndolo todo desde una perspectiva diferente. Pero todo recobró su sitio cuando oí ese desgarrador sonido. Un chillo que me dejo paralizada y blanca como la cal. ¿Cómo era posible que aquel sonido saliese de un cuerpo humano? Era monstruoso.
Corrí hacia el sonido buscando únicamente una explicación convincente de que aquello era real. Que no salía de mi mente, que no estaba loca.
Fue entonces cuando escuché un crujido a mi espalda, y ahí estaba él. Una mirada enloquecida por la rabia. Ojos inyectados en sangre. Pero su cuerpo… su cuerpo estaba cubierto de manchas rojas, y por su aspecto de fortaleza, no era suya esa sangre.
Un sonido de golpe seco se oyó en la habitación contigua. Entonces lo entendí todo, pero tenía tanto miedo que las piernas me flaquearon y caí delante de sus rodillas, temblando. Y él no dijo nada, tan solo rió. Lo último que sentí fue un frío helador clavándose en mi espalda.

Tan solo esto me a salido, no estoy acostumbrada a escribir de este modo. Espero ser no demasiado ridícula.

miércoles, 17 de agosto de 2011



Ayer, en una fiesta, descubrí que todo es más bonito cuando es inesperado. Estaba tan convencida de que aquel chico mono de 17 años no me haría ni caso que yo, ni siquiera le miraba.
No fue hasta después de unos cuantos cruces de miradas cuando me di cuenta. Y en ese momento, sentí que quizás había algo.
Fue tan simple que resultó sexy. Muy sexy, atractivo. Y era mayor, mucho mayor que yo. Fue tan sencillo todo. Disfrute, porque no estaba pensando en cómo debía hacer para pasármelo bien. Resultó inesperado y eso fue lo mejor de sus besos, que no iban con segundas. Que si sucedía más, sucedía. Y si no, no pasaba nada. Sin complicaciones.
Me metí a la cama con buen sabor de boca, todo había sido perfecto. Hacía mucho que no me sentía así de niña. La verdad, ha merecido la pena eso de romper mi promesa personal de dejar los líos de una noche. Este, por primera vez en mi vida. Me ha llenado. Y ahora por fin, me siento a gusto conmigo misma.

Maldita soledad



Las gotas de sudor me resbalan por el cuerpo. No había sentido tanto calor desde hace mucho tiempo. Me siento apagada y eso que el sol es lo que más me gusta del mundo.
El verano empezó mal, empezó fatal. Me sentía desdichada, me sentía poco querida. Quería amar y no tenía a quien. Me encerré en mi misma. No quise salir a ver la luz, ni a oír las risas, ni a oler la amistad.
Aún se me oprime el corazón pensando en como me sentía. Aún un nerviosismo paranoico me recorre. Miles de preguntas me arañan el corazón. ¿Por qué no hay nadie a mi alrededor que me guste? ¿Es que soy rarita? ¿Es que tendré que permanecer así para siempre? Sola.
Soledad, ¿por qué haces amistad conmigo ahora que yo no quiero? Necesito salir de mi misma, quiero amar. ¿Me oyes?. Quiero amar. Quiero ser feliz, quiero volverme loca. Quiero sentirme libre. Sentirme rebelde, sentirme dichosa. Dulce. Celosa. Quiero sentirme yo misma. Estoy cayendo cada vez más en la oscuridad. Y yo siempre he sido tan vital. Tan optimista. ¿Te das cuenta de que importante es el amor en nuestras vidas? Como sirve de camino y de alimento. De guía y de modelo.
Y eso que, una vez que pruebas algo, ya nunca nada será igual.
Estoy harta de la gente que me dice que me relaje, que todo vendrá a su tiempo. Que cuando menos lo espere aparecerá alguien. Estoy harta que ese optimismo enfermizo. Que no es más que una sarta de mentiras. Estoy cansada de oír siempre lo mismo, no es más que una forma de engañarse a si misma. Y no me quiero engañar. Sé que lo necesito. Sé que necesito el amor en mi vida como otras personas necesitan otras cosas. No me puedo relajar. Esperaré, porque no se puede hacer otra cosa, pero con muchísima impaciencia.
Si alguna vez os ha pasado esto, si tenéis alguna idea, contármela. Estoy abierta a probar lo que sea.

lunes, 4 de julio de 2011

Odio los cuentos de hada


Vuelvo a ser la misma chica de antes, buscando príncipes. No dejo de quemar etapas como una bestia. No dejo de moverme zigzagueante, para todos los sitios.

Hoy quiero relaciones sin compromiso, solo como amigos, con algún que otro derecho de más, y al día siguiente busco cosas serias, con chicos que merezcan la pena, sufrir un poco, querer, quizás incluso amar.
Pero como no encuentro a nadie, como miro y no veo, como encuentro las historias repetitivas y aburridas…
Llega un momento que te ves como un billete de 5, manoseado, que pasa de persona en persona con facilidad, perdido por muchos, un tanto menospreciado. Y tú, que sabes que mereces la pena, que en ocasiones te sientes querida, pero siempre caes en manos de magnates, que para ellos no serás más que un billete más. Nada digno de recordar.
¿Habrá en el mundo algún pobre mercader, algún muerto de hambre que se atreva a robar un mísero billete de 5, para poder aprovecharlo?
Os habrá resultado irónico la comparación entre el dinero y el amor, tan contrarios, pero es que la vida se ríe de mí y no tengo nada que reprocharle. Billetes, muchos. Alguien como tú, nadie.

viernes, 10 de junio de 2011

Te he encontrado


Siento cada vez que me contesta que pinchazos de nerviosismo me recorren, y siento si no me responde que un tremendo vacío me recubre.
Me siento frágil. Las cosas no me sucedían así desde hace meses. Prácticamente un año, que no saboreo el Amor. Y estoy deprimida y vacía, pero me gusta. Soy así de tonta, pero es que no era capaz de sentir desde hace tanto tiempo… y ahora de nuevo, vuelvo a ser la chica ayer, la que me gustaba ser. Melancólica y de cristal. Sensible, si me tocas el punto será mejor que sepas nadar. Mis lágrimas incontrolables lo cubrirán todo. Me desgarrarán y harán que perezca sola.
Siento que se me cierran los ojos, estoy cansada de sentir, de experimentar desilusiones constantes, de pinchazos que arremeten, de cabezas gachas y de mirar perdida.
No veo aunque quiera, me has robado lo poco que tenía, y cómo es que aun así, esto me haga sentir feliz.
Hacía 3 años que no intercambiábamos palabra. Escondido en lo más profundo de mi corazón aguardabas a ser encontrado. Y ahora que te veo no sé que decirte a parte de que te hecho de menos.
Y tu ni contestas, no me hablas, no me preguntas, lo dejas zanjado cuando ni siquiera empezaste.

Sé que estas palabras suenan vacías y sin sentido, que parecen escritas bajo una nube negra, hechas por una niña abandonada a su suerte, que no tiene más que decir, que ha llegado a su fin.

miércoles, 1 de junio de 2011




¿Quién será esta vez el que me llevará lejos de toda esta mierda?
Veo un resplandor, me sudan las manos, siento mi respiración tan superficial que casi puedo tocarla, mi corazón, metido en una lata.
No quiero volver, no quiero volver… una vez más me debato entre la vida y la muerte, entre lo bueno y lo malo, entre qué será la mejor opción. Por qué no nos vamos juntos, fugarnos a altas horas de la madrugada y no volver. No os echaría de menos, a ninguno. Y vosotras dos… ¿Os molestaría si os meto en un saco? Pero yo me quiero ir, para no volver.
Vivir solitaria, y si me apetece, siempre sin cadenas, agarrarte de la mano, y si no, hoy dormimos separados, mañana ya será otro día.
He cambiado tanto desde hace unos años. Me gusto, también he tardado en acostumbrarme, pero ahora mismo no encuentro otra forma más llevadera de pasar la vida.
Me considero una persona libre, y que nadie me diga lo contrario, porque la libertad existe cuando tú lo crees, dime, quién va a ser honesto, guapo, ridículo, cuando ni siquiera sabe que eso existe, no se le puede poner nombre, es algo que ni siquiera ha sido inventado. Y yo, lo soy, soy libre.
Nadie, y digo nadie, ni mi familia, ni mi pareja, ni mis amigas, ni la sociedad, ni el mundo, puede decirme lo que puedo o no puedo hacer.
No más cadenas, nos atamos constantemente y por voluntad propia a cientos de cosas. No quiero ser objeto de nadie, ni quiero depender de nada, soy yo y con todo lo que eso con lleva, pero nadie ni nada podrá no dejarme expandirme.
Creo en el amor y la paz por encima de todas las cosas, es mi religión y mis pensamientos.
El mundo… el mundo está para ser explorado, cientos de planetas y estrellas nos rodean, y todo está ahí para aprender de ello. Mi última vocación: Astróloga- astronauta en preparación-observadora de naves intergalácticas- juez del concurso: El Amanecer más Bonito de la Historia.
Los pensamientos, los sentimientos, están por encima de todas las cosas, son todo en una persona, es el alma en estado puro, todo tu ser. Creo en ellas y en su poder como reivindicadoras de derechos.
La sociedad está cambiando, no sé si a peor, pero lo que veo no me gusta. No hay democracias reales, no hay formas de gobierno que sirvan, pasamos la vida esperando un momento y cuando sucede nada ocurre. Las personas cada vez valemos menos y nuestros derechos como libertades con patas se vulneran constantemente. Las mentiras corroen nuestras leyes y mandatos. Solo sirve la ley del que puede más, pero somos tan falsos que ni siquiera se puede anular, porque nadie la escribió, porque al parecer son cosas del diablo…
El amor… Bendito de Dios… siempre enamorada y sin quererlo, y ahora me encuentro sola y vacía porque no encuentro a nadie especial, porque me doy cuenta de que las historias se repiten, en que siempre es lo mismo. Formamos parte de un círculo vicioso.
Hay tantas cosas que ahora ocupan mi mente, estas solo son las primeras, pero cómo plasmar una personalidad en una hoja de papel. Solo espero que alguien la lea y me diga que le gusta, que quiere conocerme, porque estoy harta de esta mierda, por que quiero ver mundo, mundos diferentes, vuestros mundos, queridos personajes aún sin conocer.

miércoles, 25 de mayo de 2011

Premeditado






Caminar despacio, sintiendo la suave brisa de verano. Una pantaloneta y una camiseta, fuera zapatos. Sentir la tierra, saborear los instantes, tan mágicos. Cogerte la mano, acariciarla, sentir las pequeñas arruguitas, el áspero del trabajo constante, la suavidad de la palma.
Soltarla, mirarte y sonreír, sin complejos. No pensar en si me verá fea o no, en sí se me notará demasiado el minúsculo grano, en sí habrá notado que mis ojos rebosan vida y felicidad.
Caminar despacio. Sin pensar en lo que pasará, aunque en realidad ya me lo imagino todo, aunque en realidad sé que este momento va a ser lo más especial desde hacía meses.
Un calor abrasador incidiendo sobre nuestra, todavía, blanca piel. Arrastrarte hacia la sombra del árbol de hojas verdes, aún primaveral. Sentarse en el interminable campo de trigo y darse cuenta del contraste de colores, de estaciones. Serán también nuestros sueños e imaginaciones tan diferentes las unas de las otras.
Sentir la incidencia de tus ojos sobre mi nuca, y yo mirar hacia abajo, un tanto avergonzada, miedosa.
Coger una ramita seca y rascarla hasta hacerla perecer. Mirarte y sentir el calor.
Acercarme, tan poco a poco que apenas se nota, pero para nosotros en una distancia interminable. Seguir avanzando, cada vez más cerca y al llegar, rozar tan solo una pizca mis labios con los tuyos. Haciéndome desear. Y culminarlo con un pellizco en tu sonrosado labio. Sentir la humedad, el calor en mi interior, un suspiro algo subido de tono en mi garganta. Hacerlo retener, quiero hacerlo bien.
Abrir los ojos, mirarte con una mirada algo burlona y besarte de nuevo, esta vez con más insistencia, con más pasión. Abrir la boca y recibirte, y saborear tu boca, y tú la mía. Cerrarla y besarte en los labios mojados. Esperar a ver qué haces y entonces decidir acabar, con un beso sonoro. Juguetón.

Soy tan egoísta que ni siquiera me gusta cuando al besar las cosas se hacen a tu manera. Por eso ahora escribo este relato intentando, de algún modo, poco original, idear como lo hubiese hecho yo.
Soy tan egoísta que no voy a decirte que lo nuestro se acabó en el mismo momento en el que empezó.
Soy tan mala que estoy haciendo lo que yo siempre pedí que no me hicieran, estoy siendo la que lleva las riendas, y me siento tan mal como cuando era yo a la que manejaban.


Pensé que era especial. Que si me miraban sería por algo. Que si te gustaba era por que tenía esa sustancia indescriptible en el alma que te hace ser alguien.
Pensé que si me esforzaba un poco llegaría lejos, que valía para algo más que para ser una simple chica del montón.
Nunca he querido ser como los demás. Siempre diferente. Pero de diferente a raro hay un paso y de raro a rarito medio.
Te centras tanto en cómo desarrollarte como persona, en cómo lograr tus objetivos que te hundes en ti mismo, aislándote en una burbuja que no te deja más salir. Yo me ahogué.
Nos dicen que todos somos iguales, que cada persona vale como ello y que todo el mundo tiene los mismos privilegios. Siempre he sabido que es mentira. Esa chica tan guapa de ahí es muy diferente a mí. Nunca conseguiré lo que ella tiene, es cosa de la sociedad. Vivimos en un mundo en el que o vales, o eres escoria, uno más. Y contando con que si vales o no vales depende de la primera impresión. De una cara bonita.
Ahora me doy cuenta de que siempre he estado segura de que yo pertenecía a ese grupito de gente que se cree inmortal. Que nadie les puede tocar. Sabía que no era igual a los demás, pero quise que las diferencias se acentuasen más. Hubo un momento en el que me pasé y quedé totalmente fuera. Ahora, ahora que ya no estoy dentro y veo desde una visión más humilde cómo están las cosas para los normales… Ahora me doy cuenta de que por culpa de un par de casualidades voy o no a ser alguien en la vida.
Me tendré que contentar con ser una persona normal, de a pie.
Y ahora mismo ya no dejo de repetirme que nunca más cometa el error de creerme especial. Por que no lo soy, y aun sería peor creerlo de nuevo y volver a descubrir ,con lágrimas, que no es cierto.