miércoles, 14 de diciembre de 2011

Odio la Navidad. Sólo recuerdan la gente que ya no está. Para mí es llevadero, pero puedo ver en el rostro de mi madre el dolor cada vez que la miro por estas fechas. Y eso, duele más que si el dolor fuese propio. Supongo que me entendéis.

Mi tía nos abandonó hace ya unos 5 años, pero sigue en mi corazón tanto o más que cuando estaba aquí conmigo. Murió de cáncer, a los 36 años. ¿No es estúpida la vida? Nacer y después morir. ¿Para qué entonces?
No tengo miedo a la muerte, tengo miedo a no poder experimentarla en el momento correcto. Tener la mala suerte de tropezarme con su gélida piel un día tonto. Morir para nada, vivir para nada.
Dicen que no existe la inmortalidad, ni el más allá. Pero aquí siempre quedarás, en corazón de alguno.
Algo que no me perdono y que me arrepiento ferozmente de ello. Es que recuerdo a mi tía enferma. Para mí, una niña de 9 años, fue traumante ver la enfermedad corporeizada en mi tía.
Es uno de los peores recuerdos de mi vida, pero no por eso la guardo con tristeza en mi ser. La quiero mucho, y sé que prometí que mi hija se llamaría Elena, y lo sigo recordando. Algún día revivirás. Habrás nacido y muerto por algo. Y mi hija será la prueba de ello.

2 comentarios:

  1. Yo puedo sentir lo que sentís vos, y realmente es horrible esa sensación, pero también hay que aprender a dejar que esas heridas se cierren al fin, y por sobre todo... disfrutar la vida.
    Feliz navidad:)

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  2. Estaba viendo entradas antiguas de mi blog y vi una en la que me comentaste, me estoy leyendo tus entradas, esta genial, esta entrada me ha gustado mucho la verdad. Un beso fuerte desde unviajealanada.blogspot.com , ah, y te dejo mi twitter: @JuliaLollipoop

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