domingo, 18 de noviembre de 2012

Mis recuerdos están mojados, mojados por las lágrimas que nunca debí derramar por tí


Entonces el corazón latió y la sangre que aportó me llenó de inseguridades y nervios. Latía más rápido de lo habitual, intentando ganarle la carrera a la mente, intentando llenar mis venas antes de que mis oscuros pensamientos, las hicieran escarcha.
Sopló el viento al otro lado de mi ventana y arrastró lejos la jovialidad que antaño me envolvía. A mi mente vino la inminente estación: el invierno. Este pensamiento me caló los huesos, petrificó mi mente e hizo llorar a mis ojos…

Vino a mí aquel día en el que descubrí que podía vivir en una eterna primavera a tu lado, aun moqueando, aun paralizada por el hielo.
Cuando no has experimentado lo que es estar a su lado no sientes este corazón gélido… pero desde que existes, aunque no dentro de mi vida, has dejado un vacío que ha de ser rellenado.
Cuando abril vino a mí fue en el momento más otoñal posible…su florecimiento y vitalidad unidos a la melancolía lluviosa. Crearon sueños, expectativas, futuro… ese mismo que ahora has dejado abandonado, ese mismo que ahora yace derruido a mis pies. Deseando ser recompuesto.

Y así rompí a llorar mientras dormía, me dejé llevar por la pesadilla que me envolvía, deseando que alguien viniese y me ayudara a reconstruir cada pedacito de alma que ahora se encuentra desmadejada por cualquier lado.  


No hay comentarios:

Publicar un comentario