Duele más sufrir en silencio, no tener a nadie a quien
agarrarte porque todo el mundo te dejó. Buscas a tientas aquel antiguo calor,
aquel sabor que inventó, y es que en mi cabeza aún persiste. Alimentado por la
esperanza y por las punzadas que mi alma recibe con tan solo una mirada.
Cuanto mal pueden hacer unas palabras, aquellas palabras.
Tus canciones, que se repiten en mi mente alimentadas por un
espíritu masoquista.
Cada uno de tus gestos es un paro cardíaco, es un pretexto
más para volverme completamente loca.
¿Y sabes qué es lo peor? Que estás enamorado de mí y en
realidad me odias. Y yo, infantil,
mimada, superficial como siempre dije no ser… no sé qué hacer.
Sin ganas de escribir, con ganas de llorar, con el Ipod en
mano todo el día y unas amistades cada vez más deshechas. Tan solo camino por
verte cada mañana en el sitio de al lado y me levantó y me marcho del colegio
para no volver a verte, pues el dolor de cada roce, de cada pisada, de cada
ínfimo movimiento…
Y aunque ya no me hables, la tristeza ha quedado instaurada
en mí.
"Cuanto mal pueden hacer unas palabras, aquellas palabras."
ResponderEliminar¿ Qué pasa cuando la vida de una persona es una hoja que se extiende a través de nuestros recuerdos más dolorosos ? Cuando no se puede pasar hoja...porque nuestra misma vida es tan solo una hoja.
Es bello, tan bello como solo lo puede ser un dolor tan tangible, tan jodidamente perfecto.
Un beso.