Y de entre todo aquello que se me
podía haber dado bien fue esto lo que se impuso. Sentir. Y hacerlo tan
desgarradoramente intenso que cada palabra es una losa o unas alas. Con cada
caricia me puedes encarcelar o hacer volar. Cada lágrima tiene detrás mucho más
de lo que parece… meses enteros sin apenas dormir, ojeras malvas día tras día,
miradas que lo dicen todo pero que nadie parece ver…
Y fue mi culpa meterme en esto,
en este círculo que hace que la cabeza dé mil vueltas por segundo, que
desordenados enredones aparezcan en mi pelo de tanto girar y girar en la cama,
intentado conciliar ese sueño tan anhelado como lejano. Y sí, fue mi culpa
convertirme en lo que soy ahora, en este torrente de sentimientos encontrados,
pero a pesar de ello no quiero dejarlo atrás. Porque parecerá que por mi mente
solo corren furiosas lágrimas amargas. Pero a veces, no duermo por lo feliz que
me hiciste, por palabras que salieron de tus labios que hacen que mis pestañas
no quieran cerrarse, por miedo a despertar y que todo haya sido un sueño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario