sábado, 5 de enero de 2013

A veces es demasiado


Y de entre todo aquello que se me podía haber dado bien fue esto lo que se impuso. Sentir. Y hacerlo tan desgarradoramente intenso que cada palabra es una losa o unas alas. Con cada caricia me puedes encarcelar o hacer volar. Cada lágrima tiene detrás mucho más de lo que parece… meses enteros sin apenas dormir, ojeras malvas día tras día, miradas que lo dicen todo pero que nadie parece ver…
Y fue mi culpa meterme en esto, en este círculo que hace que la cabeza dé mil vueltas por segundo, que desordenados enredones aparezcan en mi pelo de tanto girar y girar en la cama, intentado conciliar ese sueño tan anhelado como lejano. Y sí, fue mi culpa convertirme en lo que soy ahora, en este torrente de sentimientos encontrados, pero a pesar de ello no quiero dejarlo atrás. Porque parecerá que por mi mente solo corren furiosas lágrimas amargas. Pero a veces, no duermo por lo feliz que me hiciste, por palabras que salieron de tus labios que hacen que mis pestañas no quieran cerrarse, por miedo a despertar y que todo haya sido un sueño.


No hay comentarios:

Publicar un comentario