miércoles, 25 de mayo de 2011



Pensé que era especial. Que si me miraban sería por algo. Que si te gustaba era por que tenía esa sustancia indescriptible en el alma que te hace ser alguien.
Pensé que si me esforzaba un poco llegaría lejos, que valía para algo más que para ser una simple chica del montón.
Nunca he querido ser como los demás. Siempre diferente. Pero de diferente a raro hay un paso y de raro a rarito medio.
Te centras tanto en cómo desarrollarte como persona, en cómo lograr tus objetivos que te hundes en ti mismo, aislándote en una burbuja que no te deja más salir. Yo me ahogué.
Nos dicen que todos somos iguales, que cada persona vale como ello y que todo el mundo tiene los mismos privilegios. Siempre he sabido que es mentira. Esa chica tan guapa de ahí es muy diferente a mí. Nunca conseguiré lo que ella tiene, es cosa de la sociedad. Vivimos en un mundo en el que o vales, o eres escoria, uno más. Y contando con que si vales o no vales depende de la primera impresión. De una cara bonita.
Ahora me doy cuenta de que siempre he estado segura de que yo pertenecía a ese grupito de gente que se cree inmortal. Que nadie les puede tocar. Sabía que no era igual a los demás, pero quise que las diferencias se acentuasen más. Hubo un momento en el que me pasé y quedé totalmente fuera. Ahora, ahora que ya no estoy dentro y veo desde una visión más humilde cómo están las cosas para los normales… Ahora me doy cuenta de que por culpa de un par de casualidades voy o no a ser alguien en la vida.
Me tendré que contentar con ser una persona normal, de a pie.
Y ahora mismo ya no dejo de repetirme que nunca más cometa el error de creerme especial. Por que no lo soy, y aun sería peor creerlo de nuevo y volver a descubrir ,con lágrimas, que no es cierto.

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