miércoles, 25 de mayo de 2011

Premeditado






Caminar despacio, sintiendo la suave brisa de verano. Una pantaloneta y una camiseta, fuera zapatos. Sentir la tierra, saborear los instantes, tan mágicos. Cogerte la mano, acariciarla, sentir las pequeñas arruguitas, el áspero del trabajo constante, la suavidad de la palma.
Soltarla, mirarte y sonreír, sin complejos. No pensar en si me verá fea o no, en sí se me notará demasiado el minúsculo grano, en sí habrá notado que mis ojos rebosan vida y felicidad.
Caminar despacio. Sin pensar en lo que pasará, aunque en realidad ya me lo imagino todo, aunque en realidad sé que este momento va a ser lo más especial desde hacía meses.
Un calor abrasador incidiendo sobre nuestra, todavía, blanca piel. Arrastrarte hacia la sombra del árbol de hojas verdes, aún primaveral. Sentarse en el interminable campo de trigo y darse cuenta del contraste de colores, de estaciones. Serán también nuestros sueños e imaginaciones tan diferentes las unas de las otras.
Sentir la incidencia de tus ojos sobre mi nuca, y yo mirar hacia abajo, un tanto avergonzada, miedosa.
Coger una ramita seca y rascarla hasta hacerla perecer. Mirarte y sentir el calor.
Acercarme, tan poco a poco que apenas se nota, pero para nosotros en una distancia interminable. Seguir avanzando, cada vez más cerca y al llegar, rozar tan solo una pizca mis labios con los tuyos. Haciéndome desear. Y culminarlo con un pellizco en tu sonrosado labio. Sentir la humedad, el calor en mi interior, un suspiro algo subido de tono en mi garganta. Hacerlo retener, quiero hacerlo bien.
Abrir los ojos, mirarte con una mirada algo burlona y besarte de nuevo, esta vez con más insistencia, con más pasión. Abrir la boca y recibirte, y saborear tu boca, y tú la mía. Cerrarla y besarte en los labios mojados. Esperar a ver qué haces y entonces decidir acabar, con un beso sonoro. Juguetón.

Soy tan egoísta que ni siquiera me gusta cuando al besar las cosas se hacen a tu manera. Por eso ahora escribo este relato intentando, de algún modo, poco original, idear como lo hubiese hecho yo.
Soy tan egoísta que no voy a decirte que lo nuestro se acabó en el mismo momento en el que empezó.
Soy tan mala que estoy haciendo lo que yo siempre pedí que no me hicieran, estoy siendo la que lleva las riendas, y me siento tan mal como cuando era yo a la que manejaban.


Pensé que era especial. Que si me miraban sería por algo. Que si te gustaba era por que tenía esa sustancia indescriptible en el alma que te hace ser alguien.
Pensé que si me esforzaba un poco llegaría lejos, que valía para algo más que para ser una simple chica del montón.
Nunca he querido ser como los demás. Siempre diferente. Pero de diferente a raro hay un paso y de raro a rarito medio.
Te centras tanto en cómo desarrollarte como persona, en cómo lograr tus objetivos que te hundes en ti mismo, aislándote en una burbuja que no te deja más salir. Yo me ahogué.
Nos dicen que todos somos iguales, que cada persona vale como ello y que todo el mundo tiene los mismos privilegios. Siempre he sabido que es mentira. Esa chica tan guapa de ahí es muy diferente a mí. Nunca conseguiré lo que ella tiene, es cosa de la sociedad. Vivimos en un mundo en el que o vales, o eres escoria, uno más. Y contando con que si vales o no vales depende de la primera impresión. De una cara bonita.
Ahora me doy cuenta de que siempre he estado segura de que yo pertenecía a ese grupito de gente que se cree inmortal. Que nadie les puede tocar. Sabía que no era igual a los demás, pero quise que las diferencias se acentuasen más. Hubo un momento en el que me pasé y quedé totalmente fuera. Ahora, ahora que ya no estoy dentro y veo desde una visión más humilde cómo están las cosas para los normales… Ahora me doy cuenta de que por culpa de un par de casualidades voy o no a ser alguien en la vida.
Me tendré que contentar con ser una persona normal, de a pie.
Y ahora mismo ya no dejo de repetirme que nunca más cometa el error de creerme especial. Por que no lo soy, y aun sería peor creerlo de nuevo y volver a descubrir ,con lágrimas, que no es cierto.

domingo, 22 de mayo de 2011



Respira hondo, no dejes que un par de inútiles apolillen tu corazón.
A veces verte rodeado de falsedad te provoca un sinfín de malas vibraciones, pero recuerda que siempre habrá entre tanta mierda, una bonita margarita esperando a tener compañía.
Recoger cada una de las palabras bonitas que oyes mientras caminas y llevarlas hasta lo más hondo de tu alma, para que de este modo no escapen.
Quedarte con lo bueno, con lo que te hace sentir bien, con lo que te hace mejor persona, con lo que te hace mejorar.
Olvidarte de la mierda que no es de verdad, de la avaricia y la envidia que esconden las palabras, que no valen para nada. Que aquí está tú y nadie podrá decirte nunca lo que podrás llegar a hacer o no.

Y digo esto con rabia, por que aunque sea fácil decirlo aquí, en ocasiones ni yo, ni muchas otras personas, pueden abstraerse de todo este mundo camuflado, de todo lo que esconden las palabras.
Pero se intenta, se intenta y se intentará siempre. Y solo pido que cada cual haga también un esfuerzo por cambiar, aunque solo sea un poco, este torbellino de nunca parar.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Grandiosa



Vuelvo a las andadas.
Hoy he vislumbrado, de nuevo, desde hace algunos meses una luna nueva explosiva.
Era de un amarillo-anaranjado intenso y sus cráteres se veían incluso sin telescopio.
Cuando monté de nuevo mi genial telescopio, y la vi de lleno desde la lente, quedé asombrada. Tenía que haberlo montado antes, fue lo primero que pensé. De lo que estoy segura es de que ya no lo voy a volver a desmontar. Me encanta.
Llega la mejor época del año, el verano. Y con él quiero disfrutar de interminables amaneceres, anocheces, lunas, nebulosas y nubes de algodón.
Quiero subir al monte con mis amigas y así poder ver la noche estrellada con la señora luna iluminando el cielo. Eres grandiosa.

martes, 17 de mayo de 2011

Aquí y allá



Lluvia de estrellas, primavera colorida, amor entre rejas.
Me encanta hacer composiciones sin aparente sentido.

La frase con la que todo comienza, la que te hace lanzarte al vacío y poder volver a subir tampoco lo tuvo y por eso me gustan las idas sin venidas, y los trayectos sin miedo.
Parece que lo que digo no tiene ningún sentido, que la primera frase no tiene nada que ver con la segunda, y menos con tercera. Pero en realidad si lo tiene. Al pensar en algo, cualquier cosa, evoco unos sentimientos , y no puedo nada más que escribir las siguientes palabras al pensar en sinónimos.

Me gusta ver como cae la lluvia, cuando esa tarde estoy melancólica, o sentir un suave rayo de Sol cuando pienso que no hay nadie junto a mí, que me encuentro sola. Por eso ahora digo:
Me gusta nuestra amistad, es una lluvia silenciosa, un reflejo del Sol en tu mirada.

Me gustan los sentimientos, las sensaciones, toda clase de ellas. Me gustan los escalofríos y la piel de gallina. Los buenos sabores de boca y recordar para toda la vida aquella tarde ya perdida.

Huracán



Que las nubes arrastren mis lágrimas,
Mis miedos.
Que las tuyas aclaren el día en el que
la rabia no te dejó ver…
No quiero perderte de esta forma tan tonta

martes, 3 de mayo de 2011

Atardecer



Mi primer atardecer.
Siempre he sido más de amaneceres, los atardeceres me han parecido tristes, recordatorios de que el día se ha acabado, y que ya no va a haber uno igual al vivido.
Ese día fue maravilloso, mucho viaje, caravanas y sol abrasador, pero me sentía viva, llena. Y toda mi alegría llegó a su zenit cuando por la lejanía una serie de colores empezaron a colorear el cielo.
Cada unión, cada tangente, cada mezcla hacía que ese Sol abrasador, ahora me hiciese sentir completa.
Desde lo alto, él empezó a bajar, poco a poco la tarde se iba despidiendo, y poco a poco el cielo se teñía de acogedores colores. Bienvenida.
Cuanto más baja, más color hasta que, en medio de mi quinto suspiro de gratificación, el Sol se ocultó.
Esta vez, se lo comió el mar.
Isla de Skye, colmada de hermosos lugares, acogedor paraje, en el que los sueños se crean por si solos.
Gracias por esto.