lunes, 26 de diciembre de 2011

Él


Ahora tendría que estudiar, tendría que estar haciendo mis trabajos. Tendría que aprovechar los últimos días del año. Pero no puedo. Porque cada vez que mi mente se para por una milésima de segundo apareces en las profundidades de este basto mundo de sentimientos y recuerdos. Estás ahí. Siempre expectante. Pero que pena que sea yo la que imagina que tu me estas mirando. Cuando en realidad solo tienes ojos para ella.
No sufro porque no me quieras, si no porque te quiero. Debería ser  normal que no estuvieses ya en mi mente pero de verdad digo, que este amor no tiene límites. Sigues destruyéndome y no creo que lo hagas ahora conscientemente.
Sufro porque sigo esperando tu cambio. Te quise y te sigo queriendo aún sabiendo que ya no eres la misma persona. Has muerto, dónde estás.
Siento que no alcanzo a expresar lo que siento… que estas palabras son eso, meras palabras. Que no me llenan, que no llegan.
Quisiera buscarte allá donde estés.
Me aconsejaron que me parase a pensar y me preguntara lo que quería. Lo que pensaba. Me di cuenta de que estoy esperando. Esperando a qué. A que aparezcas. Pero no tú, el de todos los días. Espero al que vive en mi corazón… Aquel recuerdo que no se extingue.
   

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Odio la Navidad. Sólo recuerdan la gente que ya no está. Para mí es llevadero, pero puedo ver en el rostro de mi madre el dolor cada vez que la miro por estas fechas. Y eso, duele más que si el dolor fuese propio. Supongo que me entendéis.

Mi tía nos abandonó hace ya unos 5 años, pero sigue en mi corazón tanto o más que cuando estaba aquí conmigo. Murió de cáncer, a los 36 años. ¿No es estúpida la vida? Nacer y después morir. ¿Para qué entonces?
No tengo miedo a la muerte, tengo miedo a no poder experimentarla en el momento correcto. Tener la mala suerte de tropezarme con su gélida piel un día tonto. Morir para nada, vivir para nada.
Dicen que no existe la inmortalidad, ni el más allá. Pero aquí siempre quedarás, en corazón de alguno.
Algo que no me perdono y que me arrepiento ferozmente de ello. Es que recuerdo a mi tía enferma. Para mí, una niña de 9 años, fue traumante ver la enfermedad corporeizada en mi tía.
Es uno de los peores recuerdos de mi vida, pero no por eso la guardo con tristeza en mi ser. La quiero mucho, y sé que prometí que mi hija se llamaría Elena, y lo sigo recordando. Algún día revivirás. Habrás nacido y muerto por algo. Y mi hija será la prueba de ello.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Tempus Fugit

Desde el puerto de Cádiz, veía alejarse los cuatro navíos por el horizonte. Los resplandores del sol del amanecer teñían sus velas con purpúreos colores. El mar, siempre majestuoso por su inmensidad, ondeaba suavemente, creando en los barcos un relajante vaivén.
Me senté sobre el húmedo saliente del puerto, a admirar a aquellos amigos portentosos y danzantes que antes habían sido mi vida. Se me estaba yendo al igual que los barcos se marchaban camino del horizonte. ¿Cuándo pasó? ¿Cuándo fue el momento en el que empecé a ser un viejo? En el que dejé de ser aquel marinero de tez morena y sonrisa iluminada. Aquél que no tenía miedo a nada, que se debatía contra las olas con un admirable valor.
Nunca quise olvidarme de que la vida es un mísero y fugaz suspiro, pero apenas sin darme cuenta, se me ha pasado. Fue mi vida una vida plena y satisfactoria, pero cómo decirle ahora adiós a  todo lo vivido, a la mar y a sus atardeceres desde la arboladura. Cómo marcharme de aquí privándome de vivir más la aventura de la vida.
Fui un marinero honorable, hombre de mar que supo vivir su vida. Pero me veo como un viejo por dentro y lo transmito por fuera. Ya quisiera yo ser, como aquellos que no le temen a la vida. Aquellos que tienen el alma tal y como la tenían. Pero ya es tarde para eso, ahora sólo me queda esperar a que las olas me lleven al más profundo de los océanos.
¿Fue tu vida la aventura que algún día de joven soñaste? Si que lo fue la mía, pero no por ello quiero alejarme de este puerto y de mis barcos. Vive tu vida, encárgate de navegarla sin temores, de conducirla allá a donde el capitán quiera y no, a donde el viento te lleve. Aprovechar, jóvenes marinos, que la vida es corta, y debéis ser vosotros los que la hagáis plena.



miércoles, 9 de noviembre de 2011

Experimento


Cuando no tienes nada que decir, cuando no tienes nada que mostrar.
Cuando la lluvia te cae encima y tu ni cuenta te das.
Cuando los ojos se entrecierran porque no quieres ver más.
Las palabras ya no se oyen y las miradas van siempre vacías y al compás.
Gritas y nadie te oye, y en un intento por cambiar,
Dices algo, pero nadie se enterará.

¿Qué es lo que le sucede al alma cuando de tu cuerpo se va?
¿Qué es eso que se siente cuando un agujero en tu pecho se comienza a formar?
¿Por qué las avestruces se esconden para no ver?
Yo tampoco quiero ver el mundo mas lo tengo que hacer.
Intentas agarrarte a algo y no hay nada que coger.

¿Qué es lo que soy?
Soy yo, y con todo lo que eso conlleva.
Dime entonces que fue de mi. De aquella que estaba aquí.
Y no, como ahora, volando por ahí.
Sin rumbo, sin sensaciones, sin mirada, sin alma.

¿Qué te paso a ti?
O es que siempre fuiste así.
Qué triste me parece, la vida aunque sea con frenesí.
Quiero irme, irme de aquí. Lejos, rápido, escapar de ti.
De ti y de todos, y de aquel que me aprisiona.
De mis miedos y de mis dudas.
De mi vida y mi persona.

miércoles, 26 de octubre de 2011

#Estupidezsoyyo


La vida es una consecuencia de mentiras tras otras. Una red de falsedades. Vida en la que gana el que más aparente.
Odio ser odiada, pero odio más ser querida por aquellos que me quieren. ¿Olvídame, quieres? Sólo de pensar que aparezco en tu mente me entran nauseas. Sólo de pensar que comparto minutos tuyos con ella me dan ganas de arrancarme tus recuerdos de la mente. Solamente de pensar que las neuronas que me llevan contigo están cerca de las suyas... un atroz sentimiento de inutilidad se adueña de mi.
Cómo pude, cómo pudiste y cómo pudo ella.
Ahora únicamente me queda agitar la cabeza cada vez que me vienen tus recuerdos.

martes, 4 de octubre de 2011

olvidaráselpasadoentremislabios


Siento que de mi boca sólo saldrán falsedades si tengo que hablar de ti.
No abarco este sentimiento con unas simples palabras. No diré que se trata de amor, pero algo hermoso llevo dentro.
Me ha costado sudor y garras, así que ahora no pienso caerme. Me levantaré las veces que sea necesario. Respiraré profundamente y levantaré la cabeza con dignidad. Mi mirada desafiante no se borrará.
Te embriagaré como si de un hechizo se tratara. Me haré querer por mi misma. Y olvidarás el pasado entre mis labios.

viernes, 30 de septiembre de 2011

NMA


Después de un invierno malo, una mala primavera, ¿dime por qué estás buscando una lágrima en la arena?

La busco porque no hay que perder la esperanza, porque aunque las situaciones siempre parezcan difíciles, detrás de las nubes siempre está el Sol. Porque nunca me cansaré de besarte, de mirarte, de acariciarte. Que lo que cuesta, siempre llega con más ilusión. Que espero que estemos juntos y felices, separados y felices.
Cuando estoy contigo, todo me sobra, solo existes tú. Es besar tus labios y olvidar mis miedos.
Es mirarte a tus ojos tristes y saber que podemos. Que juntos podemos con esto. Que no habrá nadie que nos echa para atrás, que lo que la gente diga no nos enterrará. Que somos fuertes, y juntos, lo somos más.

Es mirarte a tus ojos tristes, esos ojos que no tienen color, esos ojos que miran desde la profundidad de un cuerpo, esos ojos que te reflejan como eres de verdad. Que te enseñan lo que es amar. Es mirarte y saber que hice lo correcto. No me arrepentiré de aquella noche. Conocerte a sido confuso y doloroso, pero me alegro de haber sufrido por un alguien que merecía la pena.
Porque cuando pienso en ti, me dan ganas de ser mejor persona, de abrazar a alguien muy fuerte, me dan ganas de sonreír.
Y cuando me siente a tu lado y te diga que te quiero, ese día, mi alma se librará de la carga de amar, para compartirla con los demás.

lunes, 26 de septiembre de 2011

4 y final :)



A partir de ahí decidí salir de mi agujero, volver a la carga, conocer nueva gente. Y la encontré, los chicos me gustaban, era enamoradiza. Pero nunca nada fue como lo suyo.
Comenzó segundo de la Eso, era una persona diferente, independiente, sin miedo. De nuevo éramos amigos y nos llevábamos bien.
Pasaron los meses y mi mejor amiga empezó a salir con un chico de clase. Me alegraba tanto por ella, pero aquello también lo buscaba yo, y no lo encontraba.
Por Febrero, mi cumpleaños, me envió un bonito mensaje y a partir de ahí, empezaron las miradas cómplices, las sonrisas pícaras, los pensamientos locos, los recuerdos. Y el 27 de Febrero estaba en su casa, mi amiga, su novio, él y yo. Nada más que lo pensado podía suceder. Fue una locura, algo extraño. Quedamos extasiados. Pero al contrario a la otra vez, empezamos a salir.
Me sentía tan harta de mí, tan cansada de que siempre cayese en su trampa. Siempre le llamé mentiroso, me dio falsas esperanzas, hizo que me doliera hasta el último apéndice de mi cuerpo. Pero siempre volvía, y yo nunca le rechazaba, como la boba que era, débil. Por que él también era él el chico que me había transportado a lugares fuera del mundo real, y el que me había echo aprender de mis errores, el que me había echo sonreír como una estúpida, el que siempre había sido mi enamorado. Mi chico sencillo y tímido, todo mío.
Pero tenía tantísimo miedo a que me volviese ha dejar plantada. A mas mentiras… que lo dejé. Duramos alrededor de un mes, no más. Nunca he sido de relaciones largas, nunca puedo.
Fue bonito mientras duró.
Sigo llendo a clase con él, sigue habiendo miradas, sonrisas tontas, pero todo queda ahí. Ya va un año y medio desde que no le rozo, pero el sentimiento persiste, sigue ahí. Nunca se irá. Para siempre será él, mi primer amor. Todo, hasta nueva orden (;

martes, 20 de septiembre de 2011

La 3


Primero de la ESO, tenía 12 años, una edad algo más ajustada a lo que por aquel entonces sentía. Nos volvimos a ver y yo no pude con eso, caí en el hoyo más oscuro en el que he caído jamás. Caí enamorada, perdidamente enamorada. Pero él, orgulloso, nunca me hizo caso, dejó que consumiera sola, que me doliese tanto como a él le había dolido. Me dio de mi propia medicina, y no le culpo, pues yo también le hice daño a él, pero después de tanto tiempo juntos, algo de compasión podía haber sentido.
Permanecí siete meses sufriendo, llorando, desahogándome con amigas, luchando por aguantar. Sin perder ni un solo día de esos angustiosos meses la esperanza. Tonta de mí. Lo único que me queda de aquello es que por aquellos días, para no perderme entre la negrura, comencé a escribir.
Llegó Junio, y con él, una sorpresa enorme. Comenzamos a hablar de nuevo, a ser amigos. A perdernos el uno en el otro. Con trece años los dos, me invitó a ir a su casa aquella tarde del incipiente verano. Estaba tan nerviosa, temblaba estando de pie. Me duché, me lavé, me vestí, dije que salía con mis amigas y me fui de casa. Prácticamente corriendo, aunque yo no me enteraba. Llegué diez minutos antes y como no sabía qué hacer pensé en tranquilizarme, en pasear por la hierba un rato, en sentarme si no podía más. Pasó el tiempo y me relajé, llamé a su timbre cuando estuve lista, me abrió, me miró con aquella sonrisa suya y no dijo nada. Hablamos un rato y me enseñó su habitación, cuando mi quise dar cuenta me había acercado a la pared, lo tenía delante de mí. Mirándome con esos ojos, que me descolocaban, que me volvían loca, que me habían echo sufrir tantísimo, que me habían descubierto lo que era amar. Que me habían echo ser alguien, que me habían echo llorar y reír, consolar y herir.
Me besó, y por fin, todo lo que había soñado, se hizo realidad, mis anhelos, mis noches sin dormir, todo estaba ahí. Delante de mí, no me lo podía creer. Me estaba besando. ¡Y cómo besaba!, nunca antes nadie supo tan bien, nunca antes nadie me había echo sentir aquello. Ahora, que he crecido y he aprendido, me he dado cuenta de que si fue así, era porque era de verdad, amor, él era mi amor, porque estaba enamorada de él. Todo fue perfecto, y nunca olvidaré aquellos momentos. Pero la tarde pasó rápido y todo quedó ahí. Ninguno de los dos pensamos en volver a quedar. ¿De verdad era eso lo que queríamos? No estaba segura de nada, nunca lo estuve en nada cuando se trataba de él.
Y ciertamente nada cambió, él no estaba con nadie, y yo tampoco. Pero él se olvidó de mi a los meses y volvió a tener chicas, yo seguí sola, y horriblemente enamorada. Tanto, que llegué a odiarle, me hacía daño con cada uno de sus comentarios sobre otras. Hubo un momento en el que comenzó a llevarse mal conmigo, a decir cosas en mi presencia para que el dolor fuese más agudo. No sé cómo pudo cambiar tanto. Sí sé quién le transformó, pero yo no podía hacer nada para impedirlo. Y como me hubiese gustado que volviese el de antes, mi niño, mi chico de sexto. El tímido, el que me quería tanto. ¿Dónde estabas? ¿Me lo puedes decir? ¿Dónde coño estabas?.
Y esto es lo que pasó, hasta que un día, me olvidé. O eso pensaba yo.



viernes, 16 de septiembre de 2011

2 de cuatro



Sexto de primaria, comenzaba el colegio. Me encontraba entusiasmada con el hecho de pertenecer a los mayores de la primaria. Me creía mayor, madura, una chica que pronto se convertiría en adolescente. Estaba ansiosa de crecer, pero no sólo físicamente, también mentalmente. Pero no encontraba el modo.
Nos colocamos en fila y miré a mi alrededor, las misma gente de siempre, con nuestras mochilas, nuestros uniformes y nuestras sonrisas. No reparé en que corriendo venía un chico, con una mochila a la espalda, y con una madre diciéndole corre, corre, que llegarás tarde en tu primer día.
Pasaron las clases y bajamos al patio, a jugar y a relajarnos con los amigos. En ese momento, sentí, al verle de nuevo, una explosión. Llevaba tanto tiempo pensándole, creyendo que algún día nos veríamos. Era él, era él. No me lo podía creer, estaba allá, en mi colegio. Ahora estábamos juntos.
Nos miramos, nos acercamos y dijimos, hola. Hablamos de su venida, de su colegio antiguo, de sus cosas, de las mías, hablamos de nosotros. Empezamos a salir. Éramos niños aún,  lo sé, pero nunca ningún chico me ha llenado tanto. Todo el mundo sabía de nuestro noviazgo, todo el mundo nos miraba raro, todo el mundo pensó que eso era cosa de mayores. Hubo gente que me dejó de hablar, hubo amigas que me envidiaron. Hubo peleas, luchas. Pero siempre permanecimos juntos, apoyándonos. Él me quería, me regaló pulseritas por San Valentín, por mi cumpleaños, por Navidades. Yo me sentía por fin mayor, me sentía una chica, no una niña. Maduré en ese tiempo, pues me di cuenta de que éramos más que amigos, y me empecé a dar cuenta de que una relación como la nuestra requería ciertas cosas, cosas de mayores. Cosas que nunca nadie antes había echo a mi alrededor. Requería besos.
Por aquel momento eso para nosotros era como puede ser ahora hacer el amor, y estaba tremendamente asustada por el hecho. Y además tendría que decírselo a él. No recuerdo el momento en el que se lo dije, pero puedo imaginar su cara, pues era muy tímido, y eso para él, era enorme, un mundo. Sólo decir que lo único que conseguí fue un beso en la mejilla, viendo una peli en el cine con los amigos. Para los dos fue especial, nunca lo olvidaré. Pero cuando acabó el curso, yo lo dejé.
Ahora me siento egoísta y que creo que fui cruel y avariciosa. Pero las cosas así sucedieron y ahora por una parte, me alegro. Yo me olvidé de él, no tuve novios ese verano, pero un chico me besó. Y entonces descubrí que era bonito, y no sucio como yo creía. Aún me siento mal, porque él, nunca me dejó de querer, estaba enamorado. Me mandaba mensajes, me llamaba día y noche. Me decía lo que sentía. Nunca se olvidó de mí, hasta que de nuevo comenzó el colegio.

martes, 13 de septiembre de 2011

Historia 1/4


Todo comenzó un día de verano.  Me encontraba nerviosa, pues dentro de unas cuantas horas comenzaría mi primer campamento. Tenía 9 o 10 años, e iba sola, es decir, que no me acompañaba ninguna amiga. Estaba nerviosa, como era normal para una niña, pero yo lo disimulaba con sonrisas. Cuando mis padres me despidieron, les abracé tan fuerte que mi madre me tuvo que decir que parase. Ahora mismo suena divertido, una anécdota más, pero en aquel momento me sentí pequeña por primera vez en toda mi vida. Estaría sola durante dos semanas, con gente de mi edad, sí. Pero al fin y al cabo, sin conocidos que me cuidasen y me mimasen las veinticuatro horas del día.
Ya en el campamento, me solté con facilidad, siempre se me ha dado bien las amistades. Y allá hice muchos amigos. Pero de nada me sirvió cuando un día, en una trastada con otras niñas, me rompí el tobillo. Ese día todos mis amigos se irían a la playa con los monitores, todos menos yo. Que me quedaría sola y desamparada. De nuevo una extraña melancolía, inusual para mi edad, me absorbió.
Me senté en el banco corrido del comedor, miré la hoja de papel en blanco que me habían dado para no aburrirme y cerré los ojos. Me esperaba un día muy largo.
Comencé con mi típico Sol amarillo en el extremo de la hoja y allá me paré. Me encontraba ensimismada en el color de mi dibujo cuando oí su voz. Era una voz de niño, una voz inocente, tímida. Me dijo que si le dejaba las pinturas para pintar él su propio dibujo. Y a mí, esas palabras aniñadas, me hicieron abrir mi  mente, me hicieron madurar tremendamente en segundos. Me hicieron ser lo que soy ahora. Pues desde el momento en el que aquel niño me habló, nunca más he podido olvidarme de él, ni de su voz, ni de su cara, ni de su verdadera personalidad, ni del cosquilleo que él siempre me provocó.
Aún pienso que es increíble como ese momento pudo cambiar tanto mi vida.
Los dos nos quedamos ese día juntos. Si hubiésemos tenido unos pocos años más, habríamos salido de allá novios, pero éramos unos pequeños y ni siquiera sabía que eso que sentía, era amor.
Acabó el campamento, nos despedimos. Inocentes, nos dijimos nuestros nombres, y prometimos vernos alguna vez. Ese momento nunca llegó. Hasta después de dos años.

viernes, 2 de septiembre de 2011

Experimentando con poco éxito

Una habitación en penumbra, las persianas dejaban pequeñas ranuras por las que entraba una espeluznante luz azul. Todo parecía oscuro y desamparado. Inútil. Dejado ahí por alguien hacía mucho tiempo.
No pensé que fuese yo la que me encontraba en aquel extraño lugar, sentía como si estuviese flotando por encima, viéndolo todo desde una perspectiva diferente. Pero todo recobró su sitio cuando oí ese desgarrador sonido. Un chillo que me dejo paralizada y blanca como la cal. ¿Cómo era posible que aquel sonido saliese de un cuerpo humano? Era monstruoso.
Corrí hacia el sonido buscando únicamente una explicación convincente de que aquello era real. Que no salía de mi mente, que no estaba loca.
Fue entonces cuando escuché un crujido a mi espalda, y ahí estaba él. Una mirada enloquecida por la rabia. Ojos inyectados en sangre. Pero su cuerpo… su cuerpo estaba cubierto de manchas rojas, y por su aspecto de fortaleza, no era suya esa sangre.
Un sonido de golpe seco se oyó en la habitación contigua. Entonces lo entendí todo, pero tenía tanto miedo que las piernas me flaquearon y caí delante de sus rodillas, temblando. Y él no dijo nada, tan solo rió. Lo último que sentí fue un frío helador clavándose en mi espalda.

Tan solo esto me a salido, no estoy acostumbrada a escribir de este modo. Espero ser no demasiado ridícula.

miércoles, 17 de agosto de 2011



Ayer, en una fiesta, descubrí que todo es más bonito cuando es inesperado. Estaba tan convencida de que aquel chico mono de 17 años no me haría ni caso que yo, ni siquiera le miraba.
No fue hasta después de unos cuantos cruces de miradas cuando me di cuenta. Y en ese momento, sentí que quizás había algo.
Fue tan simple que resultó sexy. Muy sexy, atractivo. Y era mayor, mucho mayor que yo. Fue tan sencillo todo. Disfrute, porque no estaba pensando en cómo debía hacer para pasármelo bien. Resultó inesperado y eso fue lo mejor de sus besos, que no iban con segundas. Que si sucedía más, sucedía. Y si no, no pasaba nada. Sin complicaciones.
Me metí a la cama con buen sabor de boca, todo había sido perfecto. Hacía mucho que no me sentía así de niña. La verdad, ha merecido la pena eso de romper mi promesa personal de dejar los líos de una noche. Este, por primera vez en mi vida. Me ha llenado. Y ahora por fin, me siento a gusto conmigo misma.

Maldita soledad



Las gotas de sudor me resbalan por el cuerpo. No había sentido tanto calor desde hace mucho tiempo. Me siento apagada y eso que el sol es lo que más me gusta del mundo.
El verano empezó mal, empezó fatal. Me sentía desdichada, me sentía poco querida. Quería amar y no tenía a quien. Me encerré en mi misma. No quise salir a ver la luz, ni a oír las risas, ni a oler la amistad.
Aún se me oprime el corazón pensando en como me sentía. Aún un nerviosismo paranoico me recorre. Miles de preguntas me arañan el corazón. ¿Por qué no hay nadie a mi alrededor que me guste? ¿Es que soy rarita? ¿Es que tendré que permanecer así para siempre? Sola.
Soledad, ¿por qué haces amistad conmigo ahora que yo no quiero? Necesito salir de mi misma, quiero amar. ¿Me oyes?. Quiero amar. Quiero ser feliz, quiero volverme loca. Quiero sentirme libre. Sentirme rebelde, sentirme dichosa. Dulce. Celosa. Quiero sentirme yo misma. Estoy cayendo cada vez más en la oscuridad. Y yo siempre he sido tan vital. Tan optimista. ¿Te das cuenta de que importante es el amor en nuestras vidas? Como sirve de camino y de alimento. De guía y de modelo.
Y eso que, una vez que pruebas algo, ya nunca nada será igual.
Estoy harta de la gente que me dice que me relaje, que todo vendrá a su tiempo. Que cuando menos lo espere aparecerá alguien. Estoy harta que ese optimismo enfermizo. Que no es más que una sarta de mentiras. Estoy cansada de oír siempre lo mismo, no es más que una forma de engañarse a si misma. Y no me quiero engañar. Sé que lo necesito. Sé que necesito el amor en mi vida como otras personas necesitan otras cosas. No me puedo relajar. Esperaré, porque no se puede hacer otra cosa, pero con muchísima impaciencia.
Si alguna vez os ha pasado esto, si tenéis alguna idea, contármela. Estoy abierta a probar lo que sea.

lunes, 4 de julio de 2011

Odio los cuentos de hada


Vuelvo a ser la misma chica de antes, buscando príncipes. No dejo de quemar etapas como una bestia. No dejo de moverme zigzagueante, para todos los sitios.

Hoy quiero relaciones sin compromiso, solo como amigos, con algún que otro derecho de más, y al día siguiente busco cosas serias, con chicos que merezcan la pena, sufrir un poco, querer, quizás incluso amar.
Pero como no encuentro a nadie, como miro y no veo, como encuentro las historias repetitivas y aburridas…
Llega un momento que te ves como un billete de 5, manoseado, que pasa de persona en persona con facilidad, perdido por muchos, un tanto menospreciado. Y tú, que sabes que mereces la pena, que en ocasiones te sientes querida, pero siempre caes en manos de magnates, que para ellos no serás más que un billete más. Nada digno de recordar.
¿Habrá en el mundo algún pobre mercader, algún muerto de hambre que se atreva a robar un mísero billete de 5, para poder aprovecharlo?
Os habrá resultado irónico la comparación entre el dinero y el amor, tan contrarios, pero es que la vida se ríe de mí y no tengo nada que reprocharle. Billetes, muchos. Alguien como tú, nadie.

viernes, 10 de junio de 2011

Te he encontrado


Siento cada vez que me contesta que pinchazos de nerviosismo me recorren, y siento si no me responde que un tremendo vacío me recubre.
Me siento frágil. Las cosas no me sucedían así desde hace meses. Prácticamente un año, que no saboreo el Amor. Y estoy deprimida y vacía, pero me gusta. Soy así de tonta, pero es que no era capaz de sentir desde hace tanto tiempo… y ahora de nuevo, vuelvo a ser la chica ayer, la que me gustaba ser. Melancólica y de cristal. Sensible, si me tocas el punto será mejor que sepas nadar. Mis lágrimas incontrolables lo cubrirán todo. Me desgarrarán y harán que perezca sola.
Siento que se me cierran los ojos, estoy cansada de sentir, de experimentar desilusiones constantes, de pinchazos que arremeten, de cabezas gachas y de mirar perdida.
No veo aunque quiera, me has robado lo poco que tenía, y cómo es que aun así, esto me haga sentir feliz.
Hacía 3 años que no intercambiábamos palabra. Escondido en lo más profundo de mi corazón aguardabas a ser encontrado. Y ahora que te veo no sé que decirte a parte de que te hecho de menos.
Y tu ni contestas, no me hablas, no me preguntas, lo dejas zanjado cuando ni siquiera empezaste.

Sé que estas palabras suenan vacías y sin sentido, que parecen escritas bajo una nube negra, hechas por una niña abandonada a su suerte, que no tiene más que decir, que ha llegado a su fin.

miércoles, 1 de junio de 2011




¿Quién será esta vez el que me llevará lejos de toda esta mierda?
Veo un resplandor, me sudan las manos, siento mi respiración tan superficial que casi puedo tocarla, mi corazón, metido en una lata.
No quiero volver, no quiero volver… una vez más me debato entre la vida y la muerte, entre lo bueno y lo malo, entre qué será la mejor opción. Por qué no nos vamos juntos, fugarnos a altas horas de la madrugada y no volver. No os echaría de menos, a ninguno. Y vosotras dos… ¿Os molestaría si os meto en un saco? Pero yo me quiero ir, para no volver.
Vivir solitaria, y si me apetece, siempre sin cadenas, agarrarte de la mano, y si no, hoy dormimos separados, mañana ya será otro día.
He cambiado tanto desde hace unos años. Me gusto, también he tardado en acostumbrarme, pero ahora mismo no encuentro otra forma más llevadera de pasar la vida.
Me considero una persona libre, y que nadie me diga lo contrario, porque la libertad existe cuando tú lo crees, dime, quién va a ser honesto, guapo, ridículo, cuando ni siquiera sabe que eso existe, no se le puede poner nombre, es algo que ni siquiera ha sido inventado. Y yo, lo soy, soy libre.
Nadie, y digo nadie, ni mi familia, ni mi pareja, ni mis amigas, ni la sociedad, ni el mundo, puede decirme lo que puedo o no puedo hacer.
No más cadenas, nos atamos constantemente y por voluntad propia a cientos de cosas. No quiero ser objeto de nadie, ni quiero depender de nada, soy yo y con todo lo que eso con lleva, pero nadie ni nada podrá no dejarme expandirme.
Creo en el amor y la paz por encima de todas las cosas, es mi religión y mis pensamientos.
El mundo… el mundo está para ser explorado, cientos de planetas y estrellas nos rodean, y todo está ahí para aprender de ello. Mi última vocación: Astróloga- astronauta en preparación-observadora de naves intergalácticas- juez del concurso: El Amanecer más Bonito de la Historia.
Los pensamientos, los sentimientos, están por encima de todas las cosas, son todo en una persona, es el alma en estado puro, todo tu ser. Creo en ellas y en su poder como reivindicadoras de derechos.
La sociedad está cambiando, no sé si a peor, pero lo que veo no me gusta. No hay democracias reales, no hay formas de gobierno que sirvan, pasamos la vida esperando un momento y cuando sucede nada ocurre. Las personas cada vez valemos menos y nuestros derechos como libertades con patas se vulneran constantemente. Las mentiras corroen nuestras leyes y mandatos. Solo sirve la ley del que puede más, pero somos tan falsos que ni siquiera se puede anular, porque nadie la escribió, porque al parecer son cosas del diablo…
El amor… Bendito de Dios… siempre enamorada y sin quererlo, y ahora me encuentro sola y vacía porque no encuentro a nadie especial, porque me doy cuenta de que las historias se repiten, en que siempre es lo mismo. Formamos parte de un círculo vicioso.
Hay tantas cosas que ahora ocupan mi mente, estas solo son las primeras, pero cómo plasmar una personalidad en una hoja de papel. Solo espero que alguien la lea y me diga que le gusta, que quiere conocerme, porque estoy harta de esta mierda, por que quiero ver mundo, mundos diferentes, vuestros mundos, queridos personajes aún sin conocer.

miércoles, 25 de mayo de 2011

Premeditado






Caminar despacio, sintiendo la suave brisa de verano. Una pantaloneta y una camiseta, fuera zapatos. Sentir la tierra, saborear los instantes, tan mágicos. Cogerte la mano, acariciarla, sentir las pequeñas arruguitas, el áspero del trabajo constante, la suavidad de la palma.
Soltarla, mirarte y sonreír, sin complejos. No pensar en si me verá fea o no, en sí se me notará demasiado el minúsculo grano, en sí habrá notado que mis ojos rebosan vida y felicidad.
Caminar despacio. Sin pensar en lo que pasará, aunque en realidad ya me lo imagino todo, aunque en realidad sé que este momento va a ser lo más especial desde hacía meses.
Un calor abrasador incidiendo sobre nuestra, todavía, blanca piel. Arrastrarte hacia la sombra del árbol de hojas verdes, aún primaveral. Sentarse en el interminable campo de trigo y darse cuenta del contraste de colores, de estaciones. Serán también nuestros sueños e imaginaciones tan diferentes las unas de las otras.
Sentir la incidencia de tus ojos sobre mi nuca, y yo mirar hacia abajo, un tanto avergonzada, miedosa.
Coger una ramita seca y rascarla hasta hacerla perecer. Mirarte y sentir el calor.
Acercarme, tan poco a poco que apenas se nota, pero para nosotros en una distancia interminable. Seguir avanzando, cada vez más cerca y al llegar, rozar tan solo una pizca mis labios con los tuyos. Haciéndome desear. Y culminarlo con un pellizco en tu sonrosado labio. Sentir la humedad, el calor en mi interior, un suspiro algo subido de tono en mi garganta. Hacerlo retener, quiero hacerlo bien.
Abrir los ojos, mirarte con una mirada algo burlona y besarte de nuevo, esta vez con más insistencia, con más pasión. Abrir la boca y recibirte, y saborear tu boca, y tú la mía. Cerrarla y besarte en los labios mojados. Esperar a ver qué haces y entonces decidir acabar, con un beso sonoro. Juguetón.

Soy tan egoísta que ni siquiera me gusta cuando al besar las cosas se hacen a tu manera. Por eso ahora escribo este relato intentando, de algún modo, poco original, idear como lo hubiese hecho yo.
Soy tan egoísta que no voy a decirte que lo nuestro se acabó en el mismo momento en el que empezó.
Soy tan mala que estoy haciendo lo que yo siempre pedí que no me hicieran, estoy siendo la que lleva las riendas, y me siento tan mal como cuando era yo a la que manejaban.


Pensé que era especial. Que si me miraban sería por algo. Que si te gustaba era por que tenía esa sustancia indescriptible en el alma que te hace ser alguien.
Pensé que si me esforzaba un poco llegaría lejos, que valía para algo más que para ser una simple chica del montón.
Nunca he querido ser como los demás. Siempre diferente. Pero de diferente a raro hay un paso y de raro a rarito medio.
Te centras tanto en cómo desarrollarte como persona, en cómo lograr tus objetivos que te hundes en ti mismo, aislándote en una burbuja que no te deja más salir. Yo me ahogué.
Nos dicen que todos somos iguales, que cada persona vale como ello y que todo el mundo tiene los mismos privilegios. Siempre he sabido que es mentira. Esa chica tan guapa de ahí es muy diferente a mí. Nunca conseguiré lo que ella tiene, es cosa de la sociedad. Vivimos en un mundo en el que o vales, o eres escoria, uno más. Y contando con que si vales o no vales depende de la primera impresión. De una cara bonita.
Ahora me doy cuenta de que siempre he estado segura de que yo pertenecía a ese grupito de gente que se cree inmortal. Que nadie les puede tocar. Sabía que no era igual a los demás, pero quise que las diferencias se acentuasen más. Hubo un momento en el que me pasé y quedé totalmente fuera. Ahora, ahora que ya no estoy dentro y veo desde una visión más humilde cómo están las cosas para los normales… Ahora me doy cuenta de que por culpa de un par de casualidades voy o no a ser alguien en la vida.
Me tendré que contentar con ser una persona normal, de a pie.
Y ahora mismo ya no dejo de repetirme que nunca más cometa el error de creerme especial. Por que no lo soy, y aun sería peor creerlo de nuevo y volver a descubrir ,con lágrimas, que no es cierto.

domingo, 22 de mayo de 2011



Respira hondo, no dejes que un par de inútiles apolillen tu corazón.
A veces verte rodeado de falsedad te provoca un sinfín de malas vibraciones, pero recuerda que siempre habrá entre tanta mierda, una bonita margarita esperando a tener compañía.
Recoger cada una de las palabras bonitas que oyes mientras caminas y llevarlas hasta lo más hondo de tu alma, para que de este modo no escapen.
Quedarte con lo bueno, con lo que te hace sentir bien, con lo que te hace mejor persona, con lo que te hace mejorar.
Olvidarte de la mierda que no es de verdad, de la avaricia y la envidia que esconden las palabras, que no valen para nada. Que aquí está tú y nadie podrá decirte nunca lo que podrás llegar a hacer o no.

Y digo esto con rabia, por que aunque sea fácil decirlo aquí, en ocasiones ni yo, ni muchas otras personas, pueden abstraerse de todo este mundo camuflado, de todo lo que esconden las palabras.
Pero se intenta, se intenta y se intentará siempre. Y solo pido que cada cual haga también un esfuerzo por cambiar, aunque solo sea un poco, este torbellino de nunca parar.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Grandiosa



Vuelvo a las andadas.
Hoy he vislumbrado, de nuevo, desde hace algunos meses una luna nueva explosiva.
Era de un amarillo-anaranjado intenso y sus cráteres se veían incluso sin telescopio.
Cuando monté de nuevo mi genial telescopio, y la vi de lleno desde la lente, quedé asombrada. Tenía que haberlo montado antes, fue lo primero que pensé. De lo que estoy segura es de que ya no lo voy a volver a desmontar. Me encanta.
Llega la mejor época del año, el verano. Y con él quiero disfrutar de interminables amaneceres, anocheces, lunas, nebulosas y nubes de algodón.
Quiero subir al monte con mis amigas y así poder ver la noche estrellada con la señora luna iluminando el cielo. Eres grandiosa.

martes, 17 de mayo de 2011

Aquí y allá



Lluvia de estrellas, primavera colorida, amor entre rejas.
Me encanta hacer composiciones sin aparente sentido.

La frase con la que todo comienza, la que te hace lanzarte al vacío y poder volver a subir tampoco lo tuvo y por eso me gustan las idas sin venidas, y los trayectos sin miedo.
Parece que lo que digo no tiene ningún sentido, que la primera frase no tiene nada que ver con la segunda, y menos con tercera. Pero en realidad si lo tiene. Al pensar en algo, cualquier cosa, evoco unos sentimientos , y no puedo nada más que escribir las siguientes palabras al pensar en sinónimos.

Me gusta ver como cae la lluvia, cuando esa tarde estoy melancólica, o sentir un suave rayo de Sol cuando pienso que no hay nadie junto a mí, que me encuentro sola. Por eso ahora digo:
Me gusta nuestra amistad, es una lluvia silenciosa, un reflejo del Sol en tu mirada.

Me gustan los sentimientos, las sensaciones, toda clase de ellas. Me gustan los escalofríos y la piel de gallina. Los buenos sabores de boca y recordar para toda la vida aquella tarde ya perdida.

Huracán



Que las nubes arrastren mis lágrimas,
Mis miedos.
Que las tuyas aclaren el día en el que
la rabia no te dejó ver…
No quiero perderte de esta forma tan tonta

martes, 3 de mayo de 2011

Atardecer



Mi primer atardecer.
Siempre he sido más de amaneceres, los atardeceres me han parecido tristes, recordatorios de que el día se ha acabado, y que ya no va a haber uno igual al vivido.
Ese día fue maravilloso, mucho viaje, caravanas y sol abrasador, pero me sentía viva, llena. Y toda mi alegría llegó a su zenit cuando por la lejanía una serie de colores empezaron a colorear el cielo.
Cada unión, cada tangente, cada mezcla hacía que ese Sol abrasador, ahora me hiciese sentir completa.
Desde lo alto, él empezó a bajar, poco a poco la tarde se iba despidiendo, y poco a poco el cielo se teñía de acogedores colores. Bienvenida.
Cuanto más baja, más color hasta que, en medio de mi quinto suspiro de gratificación, el Sol se ocultó.
Esta vez, se lo comió el mar.
Isla de Skye, colmada de hermosos lugares, acogedor paraje, en el que los sueños se crean por si solos.
Gracias por esto.

viernes, 8 de abril de 2011

Las lágrimas no me sacian,
Ellas no me van a devolverte.
Barco velero que navega
Por un enorme mar,
Que no encuentra el camino de vuelta
Y no sabe a dónde va.
Vuelve, que todo sea como ayer.

martes, 5 de abril de 2011

Adiós











No quiero, no puedo pensar, que esto se pierde

Dos años casi siendo amigas, mejores amigas. Casi dos años de risas y de lloros compartidos. De promesas, de canciones, de sueños y de locuras… y ahora, en un abrir y cerrar de ojos me dices que no confías en nosotras. Y me siento el muro de las lamentaciones. Que tiene tanta carga de tristezas que algún día se derrumbará.
Nuestros enfados han sido pocos, de vez en cuando alguna gritaba por algo, cosas pequeñas, que ahora carecen de sentido. Los de verdad se pueden contar con una mano, dos. Solo dos.
Pero han sido unas de las situaciones más dolorosas de mi adolescencia.
Siento quemazón por dentro, no quiero comer, ni hablar, tan solo sufrir en silencio.
Han pasado dos días desde que todo sucedió y ya estoy deseando morir. Y es que el caso no es enfadarse, que es lo de menos, el caso es perderte, el caso es no poder remediarlo. Pensar que todo lo vivido le importa tan poco como para dejarnos así, tan rápido… Pensar que no confía en mí, después de todo. Que no me quiere. Que todo lo construido se derrumba, que todo fue en vano. Eso me rompe en pedazos.
Lloro por las noches hasta quedarme seca y duermo con pesadillas hasta que amanece, camino desolada por las calles, sin pensar siquiera en lo que estoy haciendo.
Y cuando veo sus grandes ojos mirarme… ahí contengo el aliento, trago mi gran nudo de la garganta, contengo las lágrimas y soporto lo que sea.
Me siento vacía y sin sentido, todo lo que hicimos no ha servido para nada, todo lo que dimos y no hemos recibido nada, todo y más y ahora nos enteramos de que ella no estaba con nosotras, que no lo ha estado, que o fingía. Que no éramos amigas y me entero ahora.
Toda mi felicidad se a esfumado y no puedo remediarlo, se ha ido por su propio pie.

viernes, 1 de abril de 2011

¿y tú que dices?


¿Te crees bella? Por que yo no.
¿Y qué quieres que haga si no lo siento? Está asumido.
Y ahora vendrá otra personaja y dirá:
-¡Dices eso para que te digamos lo guapa que eres! Si es que eres guapísima, como puedes decir eso…
¿De verdad sabes lo que es la belleza?
Por que para mí es la imperfección. Y entonces- me pregunto a mí misma- ¿Soy guapa?.
¡Qué difícil es esto!
¿De verdad existe la belleza? Yo creo que no, que cada uno tenemos nuestra propia definición. Pero entonces por que nos gustan esas mujeres flacas y con cabezas enormes, con pómulos artificiales y subidas a altos tacones? ¿Y esos hombres, vestidos de traje paseándose por una calle desierta?
De verdad nos creemos que va a haber una mujer que tiene una piel que de lo que brilla parece oro, sin un pelo en todo su cuerpo, y con un IMC que no lo tendría ni un enfermo…
Y mira que somos tontos, mirando una fotografía en la que aparece un hombre solo, y ya nos ponemos contentas por que decimos ingenuas de nosotras, ¡Huy mira que interesante parece!
No existe para nada, pero sabes qué es lo peor, que nos la hemos cargado nosotros…
Si las mujeres más guapas que hay las retocamos hasta convertirlas en seres imposibles, quién puede aspirar entonces a ese “nivel”.
Imposible, es imposible, y todos lo sabemos. Aun así no dejamos de mirarnos al espejo y de esconderse entre nuestro propio pelo, pues vivimos acomplejados. No vivimos.

¿Esto es lo que quieres?

martes, 29 de marzo de 2011

¡Qué llega, qué llega!






Por fin ya comenzó hace unos días la primavera, menos mal. El invierno es tan mortecino y taciturno.
A mi me gusta sentir la suave brisa de verano, los rayos del Sol sobre la cara, el olor a flores inundando el ambiente… Pero ahora ya solo queda esperar. La primavera no es más que el aviso de que ya queda menos para el verano.
Además, estas dos primaveras son geniales para los amaneceres, y así ampliar mi colección de ellos. Quiero hacer la mayor colección de amaneceres jamás creada. Así cuando los lea podré acordarme, podré aspirar fuerte ese olor dulce del que antes os hablaba y así podré también sentir el universo sobre mí, como en la canción de Amaral.
Otra efecto que provoca el calor de estas estaciones es la sensación de libertad. Te sientes como una suave pelusa de árbol recorriendo los prados. ¿No os ha pasado? Es como si volases, te sientes más liviana y encantada.
Y otra, irremediable a estas alturas, es la sensación de amor que viene sobre estas fechas. Ojala esta sea la fecha en la que encuentre a esa personita especial, ojala.
Voy a dejaros con unas bonitas y delicadas flores que me recuerdan a la primavera y al verano, para ir degustando el sabor que provocan…

lunes, 21 de marzo de 2011

Al menos veo luz al final del túnel




El primero me hizo daño pero no fue tan horrible como cuando llegaste tú. Tú, sí tú.
Que me destrozaste, me chupaste la vida durante meses, me hiciste caer en un pozo tan hondo que necesité llorar amargamente todas las noches hasta que la herida sanó.
Me mataste con tus mentiras, con tu risa despreocupada, con tu Nueva York… no he sufrido por amor más en mi vida y cuando me dejaste, ahí si que ya no pude volver a ser la misma.
Yo fui para ti un suspiro, un viento pasajero, un tonto sueño del que te despiertas sin acordarte. Me hiciste sentir escoria, basura. Me trataste como a una más, y eso fue más de lo que pude soportar. Lloré cada noche hasta que tus caricias y palabras se me olvidaron.
Recuerdo que las sábanas se teñían del negro rimel de las tardes de mayo.
Y también recuerdo que, cuando llegaba la noche, volcaba la almohada una y otra vez. Por que el mero hecho de sentir las frías lágrimas sobre mi piel me recordaba a ti.
No sé cuando dejé de llorarte, supongo que una cosa como tú no se olvida nunca. A los dos meses te lloraba en brazos de otro hombre, y a los diez, te escribo esto, más para desahogar mi rabia contenida que para pensarte.

viernes, 18 de marzo de 2011

Me encanta su olor, su tacto, todo lo que provoca




De los diversos instrumentos creados por el hombre, el más asombroso es el libro; todos los demás son extensiones de su cuerpo… Sólo el libro es una extensión de la imaginación y la memoria.

jueves, 17 de marzo de 2011

Japón



Quisiera poder decirle al mundo que pare, que sin quererlo está haciendo daño.
Que está destrozando y malgastando mucha fuerza.
Que la vida de algunas personas, por su causa, está siendo destrozada sin compasión.
Quisiera decirle que ella no tiene toda la culpa, que muchos somos conscientes de que debemos ayudarla a mejorar lo que solo se destroza, pero cómo hablarle a la Madre.
Cómo decirle que cada día que pasa, un agonizante grito más se reúne con sus iguales.
Cómo explicarle que no debe revolverse más contra sus inquietudes.
Cómo contarle que a cada momento que acaba, nos damos cuenta de que se nos escapa de las manos, de que cuando parece que nuestra vida está firmemente soldada, en un abrir y cerrar de ojos el cielo ruge, la tierra tiembla, el mar se enfurece y todo se desvanece.
La Tierra es tan dueña de su propio destino, y nosotros somos tan efímeros en este mundo…

miércoles, 9 de marzo de 2011

Tan solo este instante es lo que cuenta





No hay nada correcto ni incorrecto, aquí manda el momento.
No me importa que tengas sueño, miedo, tristeza o ansia, aquí manda que estamos juntos, y que durante estos gratificantes instantes somos tú y yo. Sin tiempo, sin pensamientos, sin comeduras de cabeza o cualquiera de las múltiples posibilidades de enterrar este momento.
Tú y yo, y no quiero que asalten dudas o recelos. No habrá otro momento como este, quizá incluso este sea nuestro último beso.
Quiero que aproveches esto como si de tu último día se tratara. Como si no hubiera más frases como estas en el mundo, personas, ideas o sentimientos.
Quiero que por hoy, los dos seamos felices juntos, y únicamente perdernos el uno en el otro, pensando en el presente. No importa la próxima caricia que efectuarás, no importa el beso que viene ni el que vino hace unos instantes. Tienes toda una vida para pensar en ellos, cuando él ya no esté, cuando ya no te quede nada de esto. Pero ahora, vívelo, no te olvides de que todo es efímero y de que cada cosa tiene su lugar en el tiempo.