domingo, 26 de mayo de 2013

Las prisas nunca fueron buenas

Parece increíble pensar que la escritura ya no llegue a mi, mis ganas y mis ansias por contar se las ha llevado el viento - o el tiempo, quizás fuera mejor decir -. Porque en poco meses he pasado de ser niña a ser mujer, de unos brazos a otros sin control, de soñar despierta a vivir dormida tras largas noches.
Parece que el sol no va a salir en todo el verano y eso aún me deprime más. ¿Y si es todo una especie de conspiración para no dejarme salir a buscar? Quizás te preguntes, ¿a buscar qué? A buscarme a mi misma, ni más ni menos. En este tiempo también he descubierto que el problema no está en los cabrones que van entrando en mi camino - tal y como antes pensaba -, sino en las oníricas ideas que poblaban mi mente. Arraigada a ellas,  no dejaba de ver amor cuando solo eran ganas y finalmente veía putadas cuando sólo era cansancio. Ahora, la niñez de princesa ha pasado. Ahora quiero follar hasta desgastare y vivir para mi, no para todos aquellos que regalan rosas envenenadas o simples besos carnales.
No suelo contar cosas personales - y perdón por utilizar 'cosas', un término tan ambiguo - pero, lo del otro día, el hecho y los sentimientos, deben preservarse.
Ahí va la pequeña historia de una tremenda egoísta:
Yo deseaba una relación que me marcase y en vez de ello solo la he hecho hundirse, yo solita sin la ayuda de nadie. Y digo que yo sola porque el chico con el que te he puesto los cuernos no tiene la culpa de nada.
Mi mejor amigo, mi pasión, mi novio y ahora mi amante. ¿Es que tienes que pasar por todas las facetas? ¿Cuál será la siguiente? ¿Mi marido?
De veras espero que no, no puedo verme acompañándote a todas tus actuaciones de farándula, aplaudir con tus solos, mirar embobada cada uno de tus gestos, levantarme para vitorear tus diferentes personajes... Puede que en un primer momento sueñes la musa de cualquier artista, pero olvidas a las otras, tu carácter liberal, tus drogas, tus noches filosóficas en las que no quieres que nadie te moleste. Puede que me 'enamore' con cada beso en el cuello pero la realidad es mucho más dura que todo eso. La realidad es que siempre que hemos estado juntos nos hemos acabado destruyendo. La realidad es que somos de dos números diferentes, yo, ingenua e idealista, deseosa de salir del mundo de la pija hipocresía pero metida por voluntad propia en él. Y tú, drogado, abonado a la mala vida y custodiador de tus sentimientos, que se encuentran en ese fuerte castillo que has construido dentro de ti, y que muy muy a mi pesar, yo he contribuido a construir.
La cruda realidad es que tengo novio, o chico o acompañante de mis días buenos, o como sea.
Pero yo no quiero correr, porque he aprendido en este tiempo que la vida fluye sola. Ella ya ha elegido quién vendrá y quién se irá. Ella ya sabe cómo y cuándo. Y yo solo tengo que dejarme llevar, ser feliz con lo que el presente me entrega, no pensar en el futuro y dejar el pasado - como tu dijiste: 'A un lado'- porque ninguno somos el mismo y las prisas nunca fueron buenas.

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