
Mi primer atardecer.
Siempre he sido más de amaneceres, los atardeceres me han parecido tristes, recordatorios de que el día se ha acabado, y que ya no va a haber uno igual al vivido.
Ese día fue maravilloso, mucho viaje, caravanas y sol abrasador, pero me sentía viva, llena. Y toda mi alegría llegó a su zenit cuando por la lejanía una serie de colores empezaron a colorear el cielo.
Cada unión, cada tangente, cada mezcla hacía que ese Sol abrasador, ahora me hiciese sentir completa.
Desde lo alto, él empezó a bajar, poco a poco la tarde se iba despidiendo, y poco a poco el cielo se teñía de acogedores colores. Bienvenida.
Cuanto más baja, más color hasta que, en medio de mi quinto suspiro de gratificación, el Sol se ocultó.
Esta vez, se lo comió el mar.
Isla de Skye, colmada de hermosos lugares, acogedor paraje, en el que los sueños se crean por si solos.
Gracias por esto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario