jueves, 17 de junio de 2010

Cada uno tiene su propio camino.

Una luz muy intensa me daba directamente a la cara, quemándome la piel y abrasándome por completo.
Me daba miedo abrir los ojos, no podía ni imaginarme la fuerza de aquella luz. Si con los ojos cerrados ya cegaba, con los ojos abiertos, no volvería a ver.
Todavía con los párpados hacia abajo comencé a levantarme, lentamente… Y una vez arriba, cuidando que la fuerte luz no me diera directamente a la cara, los abrí.
La primera sensación que tuve fue desconcierto, no tenía ni la menor idea de donde estaba. ¿Qué era aquel lugar? Y lo más importante, ¿cómo había llegado asta allí?
Sin pensarlo comencé a correr, la luz me hacía llorar, el campo de cereal me interponía el paso y los espigosos tallos me dañaban al moverme.
Al poco tiempo de comenzar la carrera ya estaba cansada, la travesía estaba siendo muy dura y el desconcierto que tenía no ayudaba a que corriera con más velocidad. No dejaban de asaltarme dudas sobre lo que estaba haciendo, pero yo no pensaba en nada más que en irme. ¿Acaso estaba escapando de alguien? Ya no me importaba nada, yo solo corría, sin cesar, intentando escapar de aquel lugar.
La brisa del campo abierto me despeinaba los cabellos, y mi tez se estaba quemando cada vez más. Me dolía y tenía la necesidad de tocármela y de resguardarme. Desesperadamente moví la cabeza hacia todos los lados para encontrar un lugar en el que protegerme y esconderme por un breve tiempo, pero allí no había nada, solo una terrible y enorme extensión de campo de trigo. Sin sombra, con un sol abrasador y con cuerpo desesperado, corriendo sin saber dónde, a través de él.
Me sentía cada vez más cansada y desorientada, pero esta sensación duró poco, sin saber cómo algo chocó contra mí y caí al suelo.
Me desperté al cabo de unas horas, en el mismo lugar, con el mismo calor, con el mismo desconcierto que había experimentado hace unas horas… Pero algo había cambiado, y es que el sol ya no lucía, ahora una hermosa luna bañaba con su luz el campo.
Este era el momento perfecto, con esta luz sería mucho más fácil salir de aquel lugar. Levantándome de nuevo, pero con una nueva chispa de esperanza en mi interior, comencé a correr.
Intentando buscar un camino, encontrar la manera de volver a rehacer mi vida, de volver a ver con mis ojos la belleza del mundo en el que vivía.

Hoy es 17 de Junio de 2010 y sigo en la desesperada búsqueda, porque este inmenso campo nunca acaba, porque este inmenso campo es la vida, porque no llegaré al final, a la felicidad, asta dentro de mucho tiempo.
Esta historia es ficticia y no existe. Porque como tal, yo nunca he vivido eso, pero mi vida y lo que siento en estos momentos es esto. Un inmenso camino que me queda por recorrer, para llegar al final. Un final en el que no habrá más desorientación, ni confusión, ni dolor, ni ningún sentimiento desagradable. Pero para este camino es imposible saber cuando se llegará, porque todo depende de quien lo está recorriendo.
Espero llegar pronto.

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