lunes, 8 de noviembre de 2010

Ese extraño sentimiento



Ese extraño sentimiento en el pecho que te dice lo que tienes o no tienes que hacer, que te hace darte la vuelta para mirar al que te está mirando aunque esté a metros de distancia de ti. Ese sentimiento de intriga cuando pasa a tu lado y te preguntas en qué estará pensando. Ese sentimiento de emoción descontrolada mientras esperas a que te diga la primera palabra después de toda una tarde de miradas furtivas. Y ese otro de alegría retenida cuando lo hace al fin.
Sentimientos que te hacen llorar, que te hacen reír, que te hacen sentirte desgraciada sin un porqué. Que cuantas más cosas nos pasan más vacios nos sentimos, aunque nuestro corazón esté lleno de sentimientos. Malos o buenos, pero de ellos.
¿Pero qué es un sentimiento? Una sensación en el cuerpo que se desencadena a partir de un hecho. ¿Y cuándo no hay hecho? ¿Cuándo te sientes mal por nada, sin motivo alguno?
En esos momentos lo que hay que hacer es dejar que el viento te lleve y encontrar un sentimiento con más fuerza que el anterior. Porque la única razón del aparentemente repentino es la insatisfacción. No estar de acuerdo con algo en tu vida, no querer ir más allá de lo que eres, el miedo, la facilidad a la soledad, las pocas ganas de dar las gracias…

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