
Diario del Amanecer; 22 de Noviembre del 2010.
Una suave luz comenzó a entrar por la ventana, la habitación se llenó de un azul intenso. Un azul añil de los que están a punto de aclarar.
Una esponjosa nube se poso en mitad del firmamento, impidiendo ver más allá de las minúsculas luces de los lejanos pueblos.
La nube comenzó a desplazarse, a moverse lentamente, y finalmente quedó anclada en mitad del cielo, separando todo en dos. Al cabo de poco tiempo la luz comenzó a transformar y del bonito azul se pasó a un amarillo y a un color cielo. El amarillo apareció por abajo, tímido. Entre medio la nube separaba, y en la parte superior, un azul claro finalizó el amanecer.
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