
-Ya me veo yo a mi misma con noventa y pico años de vida, pensando en mis nietos, en mis momentos ya pasados, en el tiempo que todavía me queda… y en donde encontraré la felicidad… porque creo que eso es algo que nunca se encuentra, o que no sabe encontrar.
-¿De verdad piensas que nunca la vas a encontrar?
-No es que lo piense, estoy casi segura. ¿Tú sabes cómo somos los humanos? Unos bichos estúpidos, con aires de suficiencia sobre todas las cosas, demasiado enfrascados en su propia vida de bicho como para darse cuenta de lo que pasa a su alrededor. Ni siquiera para darse cuenta de que eso, o esa persona, que tiene delante de sí, es su fuente de felicidad. Apunto estaremos ya de morirnos y entonces nos daremos cuenta de que todos los momentos vividos con tu pareja han sido únicos, que tus conversaciones intimas con tu mejor amiga no las cambiarias por nada del mundo, que tu familia ha sido tu mejor aliada durante toda tu existencia, de que todos esos momentos unidos en colaboración son tu propia felicidad.
-No puedo creer que estés diciendo que encontraremos la verdadera felicidad en el último momento cuando tú ya sabes dónde encontrarla. ¿De verdad vas a ser tan tonta como para no utilizar el gran secreto de la vida durante ella?
-Lo intentaré de verdad que lo intentaré, pero como ya sabes, soy un bicho demasiado humanizado. Al igual que tú y que todos los demás mortales de este emocionante e impredecible mundo. Y digo impredecible porque en cuanto llegue el universo a su fin, nadie sabe porqué razones, naturaleza ya escrita o cansado de solucionar los problemas que nosotros les causamos, nosotros, tan importantes que nos creemos moriremos con él. Y quién sabe si para ese día el secreto de la anhelada felicidad ya será un secreto a voces o seguirá como ahora, oculto en las pocas mentes privilegiadas que se aplican cada día en ponerlo en práctica. Seguramente, en esos últimos momentos de vida de los que hablamos acabaremos dándonos cuenta de que igual no la habíamos encontrado del todo, o de que lo que pensábamos que era nuestra felicidad solamente es una mentirosa piadosa inventada para no sentirte estúpido. Quién sabe, quizá alguna vez haya habido alguien que si murió sabiendo el secreto completo. Pero eso ya nunca lo sabremos, eso pasa al otro mundo, al desconocido, al mundo de la muerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario